Por Juan Pablo Hudson
¿De qué modo se reconfigura el mapa político en Argentina luego del triunfo de Alberto Fernández?¿Alguien imaginaba tan solo cinco meses atrás que Fernández ganaría la elección con una diferencia de 8% y que Axel Kicillof arrasaría a la intocable María Eugenia Vidal? ¿Y que después de casi cuatro años de virulentas operaciones mediáticas y judiciales en su contra, Cristina Fernández se transformaría en la flamante vicepresidente y en la gran hacedora de un acuerdo al interior del PJ para vencer a Mauricio Macri?
El resultado de las elecciones mostraron que finalmente se logró derrotar a quien hace dos años se daba por sentado iba a lograr la reelección en el país y en la provincia de Buenos Aires de la mano de María Eugenia Vidal. Macri perdió en primera vuelta. Fue por ocho puntos y quizás sea por más en el recuento definitivo. La ciudadanía no dio rienda suelta en las calles a su angustia como consecuencia de las graves penurias económicas padecidas –como en Chile o Ecuador- pero dejó claro su rechazo mayoritario al modelo económico de ajuste perpueto a través de los votos.
De todos modos, el actual presidente logró una remontada fabulosa que lo posiciona de otra manera a partir del 10 de diciembre. Si se hubiera ratificado la diferencia de las PASO entre Alberto Fernández y Macri (49,49% a 32,93%), el actual presidente no habría tenido opción: debía retirarse de la política. El aluvión de votos que logró sumar entre una instancia y la otra (2 millones más) le permite elegir su destino: seguir o no seguir ahora como líder de la oposición. No es poco para quien arruinó al país en cuatro años haber obtenido el 40% de los votos. Todavía más de lo obtenido en las generales de 2015.
La campaña post-paso fue muy potente de su parte. Macri se vio empoderado, se bañó de una nueva popularidad en las calles, y encontró cierto tono para su discurso, como ya dijimos en la columna anterior (Aquí). Lo que no sabíamos es que lograría trasladar tanta cantidad de votos a su favor desde entonces en los principales centros urbanos del país (CABA, Santa Fe, Mendoza y Córdoba). Cambiemos está vivo. Tanto a nivel partidario como a nivel de su representación social.
Alberto Fernández asumirá condicionado en un doble sentido. No haber logrado superar el 50% de los votos y con el acortamiento de la diferencia respecto a Macri limitará su poder hacia adentro del PJ, es decir, dependerá mucho de Cristina y de Axel. Y también hacia fuera, con una oposición que quedó fuerte, con capacidad de veto. Al tiempo que se vuelve a demostrar la existencia de un muy importante núcleo social capaz de tomar las calles y ratificar en las urnas para cuestionar al nuevo presidente.
La grieta se consolidó como nunca. Un país partido en dos mitades casi simétricas que -se puede sospechar- se aborrecen. Aquella partición que nació en 2008, con las revueltas del campo, quedó ratificada con creces el último domingo.
¿Qué lugar tendrá Alberto Fernández para tomar decisiones drásticas en materia económica o impositiva?
Macri, luego de ganar en 2015 por tan solo 2 puntos el balotaje, logró sin embargo una fenomenal hegemonía política hasta la crisis financiera de abril de 2018. En poco tiempo puso patas para arriba a la Argentina kirchnerista. ¿Alberto se moderará ante lo ocurrido? ¿O esto motivará una audacia insospechada para consolidar su figura?
En Santa Fe, la recuperación asombrosa de votos de Mauricio Macri debe haber sacado el sueño al gobernador electo Omar Perotti. Fue uno de los grandes derrotados del domingo. Macri ganó en Santa Fe por 43,55% contra 42,67% de Alberto Fernández. Federico Angelini de Juntos por el Cambio obtuvo el 43.38% de los votos en la categoría Diputados Nacionales, lo que significa el ingreso de cinco diputados de su lista a la Cámara, mientras que Marcos Cleri del Frente de Todos cosechó 42.28% (4 diputados) y Enrique Estévez de Consenso Federal 9.91%, ingresando él solo.
¿Esto obligará al rafaelino a rediagramar su gabinete? Sabe, ahora, que más de un 40% de la población es capaz de enfrentarlo y le advierte sobre su rechazo al kirchnerismo.
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