Por Juan Pablo Hudson
La discusión sobre el empleo en la Argentina es una constante. En el imaginario social, que no excluye el de los propios sectores populares, se agigantan mitos en torno a la falta de interés por el trabajo de los segmentos de la población más empobrecidos. Una cultura del trabajo supuestamente perdida como consecuencia del crecimiento de los planes sociales, los subsidios y el ocio a expensas de los impuestos que paga el resto de la sociedad.
Sin embargo, cuando se analizan las cifras de empleo se comprueban dos tendencias en las últimas tres décadas: 1. El neoliberalismo es el que quiebra la relación entre las personas con el trabajo. No pasa por la voluntad de los trabajadores. Un supuesto deseo de ocio. El mercado de empleo se reduce como consecuencia de los procesos de automatización y el avance de actividades financieras que no requieren de empleados; a la vez que se recrudecen las exigencias y se precarizan fatalmente las condiciones de los empleos. 2. Los planes sociales son una porción ínfima de los ingresos de los sectores populares. Los estudios del trabajo resaltan que la obtención de un plan no altera el deseo de sus beneficiarios de tener un empleo, pues viven con desazón la pérdida de la cultura del trabajo.
Estadísticas de empleo:
- Tasa de Desocupación 2018-2019:
2018: 1º Trimestre: 9,1 / 2º Trimestre: 9,2 / 3º trimestre: 9.0 / 4º Trimestre: 9.1
2019: 1º Trimestre: 10.1
- Tasa de desocupación por sexo y edad:
Mujeres en 2018: 1º Trimestre: 10,6 / 2º Trimestre: 10,8 / 3º trimestre: 10.5 / 4º Trimestre: 10.2
2019: 1º Trimestre: 11.2
Varones en 2018: 1º Trimestre: 8 / 2º Trimestre: 8,7 / 3º trimestre: 7.8 / 4º Trimestre: 8.2
2019: 1º Trimestre: 9.2
- Población más afectada: Mujeres entre 14 y 29 años
2018: 1º Trimestre: 20,9 / 2º Trimestre: 21,5 / 3º trimestre: 21.5 / 4º Trimestre: 21.4
2019: 1º Trimestre: 23.1
- Tasa de Subocupación 2018-2019: se refiere a la subocupación por insuficiencia de horas, visible u horaria, y comprende a los ocupados que trabajan menos de 35 horas semanales por causas involuntarias y están dispuestos a trabajar más horas.
2018: 1º Trimestre: 9,8 / 2º Trimestre: 11,2 / 3º trimestre: 11,8 / 4º Trimestre: 12
2019: 1º Trimestre: 11.8
En junio de 2019 hubo 12.112.788 trabajadores registrados; 172.169 menos que un año atrás (-1,4% en un año). En junio de 2019 hubo 6.068.705 asalariados registrados privados, 148.000 menos que en junio de 2018 (-2,4%).
Mito 1: “En la Argentina se trabaja poco porque ya no hay cultura del trabajo”.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en Argentina las horas de trabajo semanal promedio en 2018 para las personas ocupadas fueron 38. Un 44.6% trabajó entre 35 y 48 horas; un 40.1% trabajó menos de 35 horas semanales; un 15.1 trabaja más de 48 horas semanales.
- Horas de trabajo promedio 2018 en Alemania por las personas ocupadas: 35
- Horas de trabajo promedio 2018 en Brasil por las personas ocupadas: 38.
- Horas de trabajo promedio 2018 en Chile por las personas ocupadas: 40
- Horas de trabajo promedio 2018 en Estados Unidos: 37.
- Horas de trabajo promedio 2018 en Cuba: 41.
- Horas de trabajo promedio 2018 en Francia: 36.
Mito 2: “La cultura del trabajo se quiebra por la multiplicación de planes sociales y el estado de comodidad en el que ingresan sus beneficiarios”.
En el período 2003-2011 se mejoraron notablemente la cantidad y la calidad de los empleos en la Argentina. En el tercer trimestre de 2003, según datos del INDEC, la tasa de asalariados era del 66,4%, de los cuales el 37,4% estaban registrados y el 29% no. En 2011 la tasa de asalariados había ascendido al 75,5% (+9%), los registrados pasaron a representar el 49,88 (+12,4%) y los no-registrados disminuyeron a un 25,7% (-3,3) Sin embargo, a partir de 2011 las mejoras se paralizaron. En torno al 34% de la población laboral es precaria desde entonces.
Los principales planes sociales en la Argentina ligados al empleo son dos:
1. El salario social complementario, que consiste en un complemento económico para los trabajadores informales (vendedores ambulantes, agricultores familiares, cartoneros, trabajadores textiles, etc.). En 2019 existen 271.000 personas cobrando este plan.
2. El otro gran plan social es el Programa Inserción social con Trabajo. Originalmente se trataba de planes para cooperativistas. Desde el 2018 son subsidios individuales para que las personas sin empleo se capaciten. En 2019 existen 236.000 personas cobrando este subsidio.
Los dos principales planes de empleo de la Argentina suman: 507.000 personas. Cobran 7.500 pesos mensuales. En diciembre de 2018 -última medición según el INDEC- en el país existían 9 millones de pobres. En otras palabras: la cantidad de subsidiados es mínima.
En mis estudios sobre organizaciones sociales que gestionan planes de empleo (CTEP, Barrios de Pie, CCC, etc.) pude comprobar que las principales reivindicaciones de estos sectores son para que no se hable más de planes sociales sino de empleos y de salarios. De allí el nombre Salario Social Complementario para el principal programa de subsidios a los informales de la economía.
Definiciones de tres referentes sociales
- Doy una explicación muy breve de por qué nosotros teníamos que tener el salario social complementario: tiene que ver con que desde los 70 hasta el Rodrigazo el 95% del pueblo trabajador recibía un salario digno; pero después de la dictadura empieza un proceso paulatino de concentración económica que te expulsa del trabajo pero además te deja sin salario. Acá les estamos pidiendo que den un pedacito de lo que nos sacaron. Yo estaba empecinado que había que imponer en la sociedad la idea del salario y que nosotros no queremos hablar más de planes, porque es lo que te corresponde por derecho. Por eso es social, porque lo paga toda la sociedad, y complementario porque complementa el ingreso que vos te generaste con tu forma de trabajar (Referente CTEP, 15 de agosto de 2018, Capital Federal).
- Nosotros peleamos por la dignidad de esa economía popular. Para que en los sectores de la economía popular se cumpla la constitución, se cumplan las leyes sociales, es por eso que queremos parecernos a la historia de nuestro movimiento obrero. Por eso es que hablamos de paritarias sociales cuando nos ponemos a discutir las condiciones del sector con el Estado; por eso no hablamos más de planes sociales, queremos salario social complementario (Referente CTEP, 7 de agosto de 2018, Capital Federal)
- (…) creo también que esa mirada acepta que lo que hace la gente es una inclusión desde una identidad, que desde lo simbólico rejerarquiza una situación de pobreza. O sea, (…) una cosa es percibir un plan social y otra cosa es percibir un programa de empleo e ir a un lugar que hace las veces de fábrica; y que vos te sentís que sos parte y tenés un horario, sos parte de un universo que hace que tu subjetividad esté mucho más valorizada (Referente Barrios de Pie, 5 de septiembre de 2018, Capital Federal)
De los testimonios se desprende la importancia que tiene para los trabajadores de la economía popular poder obtener derechos laborales pero también de incluirse en una trama simbólica propia del mundo asalariado. Los términos utilizados –rejerarquiza, valorizada, hace las veces de fábrica- dejan en claro el valor identitario que todavía cumple esta trama discursiva a pesar de la descomposición de ese régimen laboral en las últimas tres décadas. Retomemos el análisis de la figura del Salario Social Complementario:
- El compañero está trabajando y es un trabajador, pero no le alcanza para vivir, entonces acepto sí la limosna del Estado y el plan social, pero no la quiero como plan, la quiero como salario, porque es la dignidad del salario la que te recupera a vos con la dignidad ante tu familia, ante la sociedad, ante los otros (Referente CTEP, 13 de agosto de 2018, Capital Federal).
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