Por Gabriel Plaza
Todo comenzó en el taller de luthería que tenía Domingo Polichiso en Cochabamba al 1300 en el barrio del Abasto, la misma zona de influencia donde nació el Gato Barbieri, el artista más relevante del jazz argentino. Además de arreglar acordeones y bandoneones, Polichiso, tocaba en una de las orquestas características de la ciudad, que amenizaba los bailes sociales de la década del cuarenta y cincuenta, con un repertorio ecléctico, que iba del fox trot, al bolero, la tarantela y el pasodoble.
“Yo tuve música toda la vida. Prácticamente nací en ese taller de mi viejo. Ese taller fue un poco el alma máter. Y para mis hijos también”, dice Nicolás “Cuqui” Polichiso, que eligió el camino del jazz y a veces tocaba el bajo, o grababa guitarras en los discos de su padre.
A mediados de la década del setenta el guitarrista se sumó al Quinteto Argentino de Jazz, donde era “el sexto integrante” y tocó durante más de una década. “Era una de las agrupaciones más modernas del jazz de la época”, relata “Cuqui”. La música se convirtió en un proyecto de vida familiar y formaba parte del sonido ambiente de la casa de los Polichiso. Sus hijos, Liza y Lucas, recibieron el impacto emocional de esos sonidos modernos de jazz y de otras músicas. Naturalmente continuaron el camino musical del padre y el abuelo. Liza estudió cantó lírico y Lucas aprendió a tocar el piano y el acordeón.
En las reuniones familiares el ritual de compartir canciones del songbook del jazz americano y otros temas populares, se tradujo en el gen de lo que después sería Polijazz, un trío de voz, guitarra eléctrica y teclado, que empezó recreando standards de jazz con el swing del bebop de los años cincuenta. Al poco tiempo, el formato se completó con el ingreso del baterista Pau Ansaldi. “Era un amigo que venía tocando conmigo y lo invité a sumarse”, cuenta Cuqui Polichiso.
Desde entonces Polijazz quedó conformado por Liza Polichiso (voz), Lucas Polichiso (piano, teclado y acordeón), Nicolás "Cuqui" Polichiso (guitarra eléctrica) y Pau Ansaldi (batería). Pasaron 18 años hasta que editaron su primer disco homónimo, todo un símbolo para la escena jazzera de la ciudad. “Cuando salió nos decían: “por fin, lo sacaron”, dice Liza. El álbum con diez canciones, que tuvo el apoyo de un fondo del gobierno provincial, será presentado oficialmente el 16 de noviembre en la terraza de la Plataforma Lavardén: es un gran movimiento para este cuarteto referencial en la escena jazzera de la ciudad por su longevidad, pero también por esa relación familiar entre sus integrantes.
“Para nosotros es lo más normal tocar juntos. Es muy fácil la comunicación con la música. Es como estar en casa”, dice Liza, la voz con personalidad del cuarteto, que vive a una cuadra donde estaba el taller de su abuelo.
“En los sesenta aparece Miles Davis y empieza la fusión que toma impulso en los ochenta. Para mí, el primer período del jazz hasta los años setenta es el de los mejores compositores y lo que más escuchaba” (Cuqui Polichiso)
El álbum Polijazz, grabado en febrero de 2023, durante tres días de sesiones de tomas directas, capta la fluidez musical de los encuentros en vivo. El disco es un compendio de canciones del jazz y hasta el pop, ubicado temporalmente entre la década del veinte y el setenta. Para “Cuqui”, la mejor época. “En los sesenta aparece Miles Davis y empieza la fusión que toma impulso en los ochenta. Para mí, el primer período del jazz hasta los años setenta es el de los mejores compositores y lo que más escuchaba”, dice “Cuqui".
El repertorio está adaptado a la sonoridad de los standards. Así pasan canciones que fueron lei motiv de musicales de Broadway, temas de películas, un clásico de Los Beatles como “I saw here standing there”, y un tema en italiano, habitual en el repertorio de Mina, “Come hai fatto”. El cuarteto cierra él álbum con “Route 66”, inspirada en la versión de Nat King Cole y que popularizó Pappo. “Es un popurrí de clásicos que tiene que ver con todo lo que tocamos estos años. Falta la bossa nova, que hacíamos más en los comienzos del grupo”, dice el guitarrista, cabeza de esta familia musical.
El arte de tapa y la fotografía de Nano Puzzo, llamó la atención. Los cuatro integrantes están adentro de un ropero. “Son de un un fotógrafo creativo de la ciudad súper zarpado. La imagen tiene que ver con muchas cosas, como que nos dicen que estamos ocultos y no salimos mucho, pero la verdad es que salimos mucho a tocar, pero este disco es como abrir, romper”, dice Liza, que cuenta que el 8 de agosto tocarán en la Bolsa de Comercio, con entrada libre y gratuita.
Polijazz, es un proyecto que reunió a dos generaciones y estrechó lazos familiares. “No tuve mucho oportunidad de tocar en vivo con mi padre. Tocábamos más en casa. Yo me dediqué al jazz desde los veintipico de años y mi viejo si bien disfrutaba con lo que hacía, era otra cosa. Hasta sus últimos años se dedicó a la música italiana. Era compositor. En cambio, con mis hijos fue distinto. Ellos, desde que nacieron, escucharon cómo tocaba jazz y después empezaron a tocar conmigo”, dice Cuqui.
El ala más joven de los Polichiso, también, desarrolla otros proyectos. “Es muy lindo compartir la música desde chicos con mi hermano. Nosotros estamos atravesados por el lenguaje del jazz, pero no somos puramente jazzeros como mi padre. Cada uno tiene sus proyectos separados. Yo voy más por el lado pop electrónico pop, y Lucas tiene algo más de fusión con el folklore y la música latinoamericana. Pero este proyecto con mi padre es el que más duró, tiene mil años”, dice la cantante.
¿De dónde partió el sonido del grupo?
Cuqui: — Al principio, te puedo decir que el formato era el trío de órgano, guitarra y voz. Es un poco el trío ese básico norteamericano de los años 50 y 60, al que se sumó después la batería.
¿Y en la voz?
Liza: — Las grandes referencias han sido Ella Fitzgerald, Sara Vaughan, Diana Krall, que me encanta lo que hace con su voz grave, el swing, y la comunicación que logra con el piano. Después me gustan desde Goyeneche hasta María Callas. También artistas como Lady Gaga que se acercan al género y son increíbles. Pero lo que busco es una personalidad argentina en el género jazz, ponerle algo de la música de acá y de cantantes como Violeta Parra. ¿Cómo puede ser que meta algo de esas personas en el jazz?, yo creo que son parte de mí.
Desde hace mucho tiempo forman parte de la escena de jazz. ¿Qué momento está pasando el género en la ciudad?
Liza: — La verdad que hace un mes nos sorprendió mucho el Festival de Jazz que hacía varios años que no se hacía. Tuvo una convocatoria grande y participaron unos cien músicos.
Cuqui: — Había proyectos muy variados desde jazz de lo más tradicional hasta proyectos de fusión. También vinieron algunos músicos de Buenos Aires como Pipi Piazzolla y se agotaron las entradas. Fue como darse cuenta de que no estaba muerta la escena.
Liza: — Me parece que hay una banda de músicos acá y me parece que el otro día con esto del festival quedó todo ahí plasmado y encima hay mucho interés del público joven.
¿Cómo continúa esta saga familiar y musical, que empezó con Domingo Polichiso?
Liza: — Ahora en la casa todo esto se vive con mis sobrinos, también. Mi hermano tiene dos niños y les gusta mucho la música. La comunicación que se puede lograr a través de la música y sin palabras es muy linda.
Cuqui: — Y no sabés lo afinados que son.