Hablamos con Litto

NEBBIA BUSCANDO SEÑAL

MÚSICA
5 de septiembre de 2018

Fundador del Rock Argentino, en pleno auge del movimiento, Lito Nebbia viró a comienzos de los 70`s hacia sonoridades de jazz y folclore. Ese temprano gesto de búsqueda se mantuvo incesante a lo largo de una vida que ya entregó más de 100 discos y unos 90 recitales por año. En 2017 el músico editó Rodar, junto al grupo Pez y Amigos del Litoral con los hermanos Nuñez. A fines de septiembre sale Alma, otro álbum con todas canciones nuevas. En esta entrevista el autor de La Balsa repasa su enorme trayectoria y ofrece opiniones sobre salir a tocar y lo que escuchan los jóvenes en la actualidad.

Por Rafael Platner.
Foto Julio Kaplan, Nebbia por primera vez en el Teatro Colón, 14/12/15

 

Bajo el cielo abierto, como sugiere el sentido común, las ondas no encuentran obstáculo. Nebbia se acerca con su celular al río. De todas maneras su voz llega entrecortada y empastada por modulación digitales. “¿Podés arrimarte más al aire libre?”, le pregunta Perry desde el estudio. Nebbia contesta: “Es que por eso digo que cuando la gente dice que son perfectas las computadoras… [interferencia]”. ¿Es eso el murmullo distorsionado de la avenida que bordea los viejos galpones del puerto? Ahora se desplaza a una mejor posición. Su voz llega fluida. A lo mejor se apostó sobre la cresta de la barranca donde recibe plenas las señales.

“Yo no quería escribir canciones que se parecieran a las que andaban por ahí. Mucho menos a las canciones que escuchaban los chicos de mi edad que eran realmente una porquería. Entonces empecé a escribir mis canciones que fueron unos inventos, y se fue refinando el repertorio, la armonía, las cosas que yo iba estudiando o las cosas con las que yo era sensible”.

Con dieciocho años, había compuesto en la pizzería La Perla de Once, junto a Tanguito, el primer gran hit del rock argentino: “La balsa”. El single grabado con Los Gatos vendió más de 250.000 copias. Aunque el tema sigue siendo reversionado –en 2017 el propio Nebbia lo grabó en el disco “Rodar” junto a Pez–, después de cincuenta años de trabajo, constancia, perfeccionamiento y reuniones con los músicos más diversos, “La balsa” parece haber quedado lejos en algún canal de los humedales del Paraná.

Harto de que su público y el sello RCA le pidieran que reúna nuevamente a Los Gatos, en 1971, y después de sus dos primeros discos como solista, Litto Nebbia se lanzó hacia una búsqueda musical diferente. Junto a Rodolfo García (en batería y coros), Cacho Lafalce (en bajo y coros), Fats Fernandez, Gustavo Bergali (en trompetas) y Carlos Goldberg (en saxofón y flauta), Nebbia grabó el primer disco de jazz rock argentino bajo el nombre de Nebbia’s Band. El grupo duró menos de un año, apenas si ofreció unos conciertos en Buenos Aires, Rosario y Tucumán. Como ha dicho el crítico musical Diego Giordano en La Canción del País “para 1972, Nebbia seguía buscando un sonido totalizador, que integrara el jazz, el rock, el folclore y el tango”.

Ese año Nebbia había grabado su tema “Si no son más de la tres” para la película del festival BA Rock en un estudio completamente blanco y desprovisto de toda escenografía. Si bien sus melodías y armonías todavía seguían los modos de la psicodelia y el rock de la época, introdujo una nueva textura a su música: el bombo legüero de Domingo Cura. Nebbia pone un pie en la tradición del folclore –o deja que el folclore ponga un pie en su música– y rompe así la frontera que parecía existir entre los jóvenes rockeros y los géneros populares argentinos. A lo largo del tiempo, uno de los gestos reiterados de la extensísima obra de Nebbia –con más de cien discos editados– es ese: correrse y dejarse envolver tanto por lo nuevo como por los legados musicales. Según dice Giordano, hacia 1973, Nebbia encontraría la síntesis de sus inquietudes artísticas con los discos Muerte en la catedral (1973) y Melopea (1974), que grabó junto al contrabajista Jorge González y al baterista  Néstor Astarita.

 - A comienzos de los setenta el rock argentino estaba a pleno pero vos tuviste un gesto rupturista luego de Los Gatos, metiéndote a grabar con (Domingo) Cura en el BA Rock o con el viraje hacia el jazz y la trilogía que sacás. En algún sentido fue precoz ese gesto tuyo de abrir perspectivas...

- Yo no sé si fue precoz, pero tiene que ver con que en algunos casos empecé antes, nada más. Cuando yo grabé el disco de Los Gatos Salvajes, estaba por cumplir quince años. (NdR. El disco Los Gatos Salvajes salió en 1965. Lito tenía 16 años). Salió el disco de Los Gatos Salvajes, y los discos buenos del rock argentino como Manal o Almendra salieron seis años después. En esos seis años se supone que escuché algo más.

Siempre así, un ritmo de vida

En 2017 Nebbia editó también “Amigos del Litoral”, un disco con canciones propias y ajenas de repertorio folclórico litoraleño (Chamamé de los tres, Orillas del alma, Ahí vienen los Núñez, Mañanita posadeña, Posadeña linda, La calandria, Recuerdos de Ypacaraí) grabado junto a los hermanos misioneros Juan Núñez en bandoneón y Marcos Núñez en guitarra, mas Cacho Bernal en percusión. Luego de tocar en Corrientes, Misiones y Resistencia, a Rosario vendrán a presentarlo el 2 de noviembre. A propósito de esa reunión el cuarteto se meterá al estudio para grabar el Vol 2 del proyecto y esperan editarlo en enero de 2019. El compositor incansable terminó de grabar un nuevo disco solista: “Alma” contiene todas canciones nuevas y llegará a las bateas a fines de septiembre.

“Es un ritmo de vida con la música que he elegido y lo he construido a través de los años, y tengo la suerte que hay un montón de gente que me sigue en cualquiera de estas improntas", dice Nebbia. "Y a mí me gusta porque salgo a tocar y ando con diversas carpetas de partituras. Son muchas cosas y acordes y cositas. Yo me acuerdo casi todo de memoria pero siempre llevo mis partichelas y mis letras para tener un apoyo. En la mayoría de los lugares toco tres o cuatro canciones de las que son obligatorias en mi vida por cómo se conocen o porque la gente las quiere escuchar, pero después toco un repertorio no muy conocido que me gusta divulgar en vivo, por que es la música que uno escribe. Que no la pasen por la radio o que no sea una canción de moda no tiene nada que ver con el arte”, dice el músico.

En la mayoría de los lugares toco tres o cuatro canciones de las que son obligatorias en mi vida por cómo se conocen o porque la gente las quiere escuchar, pero después toco un repertorio no muy conocido que me gusta divulgar en vivo, porque es la música que uno escribe. Que no la pasen por la radio o que no sea una canción de moda no tiene nada que ver con el arte.

La creación artística parecería ser para él un trabajo de orfebrería sostenido a lo largo de los años más que el resultado de la inspiración momentánea. Esa búsqueda se traduce también en su sello Melopea Discos, con el que edita –desde finales de los años 80– a músicos de los más diversos géneros.  “Vos vas escuchando música de todo el mundo, vas estudiando, vas refinando tu perfil, tu asunto, y puede ser que si tenés suerte y convicciones después de cuatro o cinco años logres un estilo homogéneo de tu arte”.

- ¿Qué perspectiva tenés de la música argentina actual siendo que también, si pensamos en la juventud, los chicos de quince, dieciséis años, están a pleno con el reggaeton o el trap? ¿Cómo ves esa mano? ¿Te pasa de largo o parás la oreja y prestás atención?

- A mí me interesa la música que tiene un concepto de búsqueda hacia la belleza, la lucidez, la cosa hermosa, la modulación, el contrapunto, el arreglo. Eso es lo que me interesa del arte en cualquier música de cualquier lugar del planeta. Si las cosas que aparecen son producto del puro negocio de los tiempos y son cosas que encima inundan los ambientes con una publicidad impresionante, bueno por algo lo llamo productos. Por lo que veo son cosas de mal gusto, a mí me aburren, a mí no me interesan. Tampoco pretendo que a los demás les guste la música que a mí me gusta. Cuando de pronto aparece una cosa que realmente suena muy chafa, muy mal, que es medio una porquería, no hay ninguna justificación que uno la acepte porque sea un fenómeno social y tenga dos millones de seguidores.

Río arriba, hacia el norte, siguiendo la línea de la barranca, se encuentran las gradas del recién remodelado Anfiteatro Municipal. El próximo domingo 9 de septiembre Nebbia se presenta en un homenaje a la Trova Rosarina. Esa será una más de las ochenta o noventa presentaciones anuales que realiza silenciosamente y fuera de los circuitos comerciales. “Me gusta tocar, lo necesito espiritualmente, lo necesito como trabajo, lo necesito como incentivo”, dice. Antes de cortar e ir a prepararse para la presentación de esa noche en Sala Lavardén dentro del Encuentro Nacional de Músicos, sentencia: “Yo no sé lo que es mercado, no me interesa eso”.

 

 

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