Por Bernardo Maison
Como si se tratara de los personajes de la serie Dark, Muñecas viajó en el tiempo en busca de un sonido y una estética. Luego de una primera incursión discográfica en 2017, donde la banda retomaba el espíritu psicodélico de los 60 y el frenesí del Indie-Rock comandado por las guitarras, su segundo álbum Festival de Sombras es un ingreso a la década del ochenta, filtrado por la influencia de Daft Punk, Justice, Soda Stereo o, más cerca en la línea evolutiva, The 1975. Es decir, dosis de penumbra y baile.
En esta entrevista con La Canción del País, el cantante, compositor y encargado de los sintetizadores Fabricio Zero habla por sobre todas las cosas de música, de cómo fue el proceso de construcción del sonido del disco y de todo lo que se fueron encontrando en el camino: estilos, el trabajo junto a referentes de la producción como Tuta Torres, Tomi Crow, Dani Perez y Carlos Altolaguirre, del amor en tiempos de rotation reflejado en sus letras, la palermización de la noche rosarina y lo que significa tocar en modo streaming. En su acceso aleatorio a la memoria de una época, el músico trae también recuerdos personales de cuando su joven madre — “ochentera a full” — le hacía escuchar a Peter Gabriel y U2.
Al disco lo colgaron el 16 de octubre en las plataformas digitales. ¿Qué les sucede como banda los días previos a que salga el disco y una vez que sale? Ahora están en la etapa de la difusión, las notas y todo eso.
Si, lo que más te mueve son los días previos porque este disco lo venimos trabajando hace un poquito más de un año y es como que ya llega un momento donde lo querés largar. Ya querés soltar, ni siquiera pensando en la ansiedad de ¡uy quiero que lo escuchen! sino como… basta, ya está.
Varios músicos dicen eso. Pienso que es muy distinta la relación del músico con su disco y la de los oyentes, los seguidores, los fans. Porque ustedes, como vos decías, hace un año que lo vienen laburando y escuchando, y cuando lo editás recién empieza la relación con el público.
A nosotros se nos dio en un poquito más de un año de trabajo. Pero no es que es un trabajo constante digamos, es un trabajo donde hay una carrera de obstáculos todo el tiempo. Donde pasan muchas cosas en el medio, porque básicamente el disco está hecho en base a un equipo de gente, no solamente a nosotros. Y todo eso hay que organizarlo, hay que ponerse de acuerdo con los demás, pasan muchas cosas en el medio, están las agendas individuales, las agendas de la banda. Y si vos quitas todas esas cosas del medio el proceso hubiera sido mucho más rápido. A eso se suman las expectativas, la parte de que mientras más tiempo tengas algo más vueltas les das. Yo que soy el compositor de la banda, en un momento dejé de darle tanta bola a las mezclas como hacía antes, que escuchaba muchísimo, "mandame esto, lo otro", sino que empecé a decir "bueno mirá, mandame cuando esto esté más adelantado porque si no yo me pongo obsesivo y empiezo a pedir boludeces, y no termina más". Mientras más se alarga más te ponés en detalles que no hacen a la cosa. Entonces yo que soy inquieto y los chicos también, queremos pasar al siguiente nivel, era como decir "bueno basta, vamos a sacarlo".
Trabajaron con Tuta Tórres como productor (integrante de Babasónicos), y en estudios "El pie" de Buenos Aires, y en "Penny Lane" y "Audio Buro" con Dani Perez acá en la ciudad. ¿Cómo fue ese trabajo con otras personas?
Nosotros trabajamos con Tuta como productor, aparte estaba Tomas Crow, un chico que está radicado en Inglaterra, que es de acá de Rosario, que estuvo haciendo de científico de laboratorio que diseñaba el audio en todas las sesiones y participó de todas las sesiones también. Fuimos eligiendo los lugares. Todo lo que es grabación de bases y algunas cosas que requerían un drum que esté lindo, que suene bien y todo eso, fuimos a “El Pie” ya que estaba el Panky Malissia, que es es el stage manager de Babasónicos, pero aparte también es drum doctor y también es productor, entonces él también participó.
El drum doctor es el que te ausculta la batería, te pone el estetoscopio en la batería.
Claro, es el al que básicamente le dicen "mirá (el Tuta le decía) en este tema quiero que esto suene así, así, y asá”, y entre el Panky y Tomi le daban las vueltas como para que la batería salga lo más acabada posible. Y después fuimos al “Audio Buro” con Dani Perez por las grabaciones de teclados, porque el Dani tiene la data. Y las voces las grabamos en Penny Lane. Pero elegimos los lugares más que nada por el hecho de…bueno, menos “El Pie”, que fue una decisión de Tuta, pero el resto de los lugares los elegimos porque hay gente que queremos y que respetamos, y está bueno estar en un lugar donde uno está contenido, está cómodo. En "Penny" trabaja Fede Falcos, está Carlos Altolaguirre, que hizo el primer EP que hicimos en nuestra vida. Con el Dani tenemos relación hace un montón. Entonces como que todo lo fuimos eligiendo también por familiaridad.
¿Tomi Crow en que ciudad de Inglaterra está? Porque la está rompiendo, está laburando muy bien con varias cosas.
Está en Londres y está laburando en un estudio que el dueño es Zak Starkey, el hijo de Ringo Starr, y hace poco estuvo laburando de asistente para Noel Gallagher. Así que la está rompiendo bastante porque aparte, nosotros nos sorprendíamos de la capacidad que tenía él para…no sé, estábamos dando vueltas con el sintetizador, porque nosotros hacemos la pre-producción, hicimos como hace cualquier banda del rock digamos, como un falso disco. Armamos como un estudio en la sala nuestra e hicimos el disco, lo grabamos, maquetamos todo y después ahí recién fuimos a grabar. O sea que grabamos el disco dos veces por decirlo de alguna manera. Y algunas cosas que estaban muy buenas quedaron. Pero yo estaba dándole vueltas a un sintetizador y Tomi te lo resuelve en cinco minutos al tema. Y es muy pendejo, tiene 24 años creo y la tiene muy muy clara.
¿Y ustedes en que promedio de edad están en la banda?
El promedio es 28, pero por ejemplo yo que soy el más viejo tengo 34, después está Quito que tiene 24 (Marcos Ribak, guitarras y sintetizadores), el Dani 26 (Daniel Menegozzi, batería y samples), y Manu que tiene 31 (Manuel Camarasa, bajo, sintetizadores y coros).
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Citás a Tomi Crow, y también a dos referentes del sonido en Rosario como Dani Perez y Carlos Altolaguirre haciendo cada uno lo suyo. Se nota el cambio, que como banda produjeron desde el primer disco homónimo en donde estaban las guitarras más al frente, era un disco como más de indie-rock y ahora comandan los sintetizadores, unas bases más bailables. ¿Qué motorizó eso? Contame ese proceso para empezar a definir un sonido hasta llegar al estudio y grabar el disco que todos escuchamos ahora.
Mirá, todo arranca como en mi home estudio. Yo me acuerdo que un día hablaba con Pablo Comas (músico) que es amigo nuestro, y decíamos que el primer disco a veces es como una mochila que uno viene cargando, donde trae un montón de cosas y la larga, pero no es quizás lo que uno quiere hacer. Y como que a nosotros nos pasó eso con el primer disco, nosotros veníamos cargando la mochila de la banda indie-rock, con cuestiones medias de post punk, alguna cuestión media psicodélica y la largamos en un primer disco, pero ya venía germinando otra cosa. Yo me puse a hacer todos esos demos en mi casa, a mí siempre me gustó la música de los 80, son muy fan de la música de los 80, y como que daba, ya teníamos ganas de hacer otra cosa. Y se fue dando un poco acá en mi casa con los teclados que tengo. Medio que estaba cansado de la guitarra también. En parte más que nada, porque es como que te ata la guitarra, cuando vos cantás y tocás la guitarra es como que estás pensando en dos cosas al mismo tiempo y ya sentía que no hacía falta que esté mi guitarra así que la poca guitarra que hay es la de "Quito". Y después me puse a jugar con algo con lo que no venía jugando, con cuestiones que no eran tan orgánicas, desde sintetizadores, baterías electrónicas. Me puse muy de lleno en esa cuestión tocada en los 80 y fue saliendo solo. Salió bastante rápido inclusive, porque por más que pasaron unos cuantos años, uno se retrasa a veces dándole manija a lo que uno saca pero el disco en sí, las canciones en sí, ya estaban dando vuelta. No nos habíamos largado a pre-producirlo por una cuestión de que supuestamente hay que darle mucha manija a lo que uno saca, entonces como que hay que ocuparse en difundir, en tocar, esto que lo otro, es como que a veces la materia prima está pero las cabezas de todos no están preparadas para meterse en una producción. Es como una decisión eso, decir “bueno vamos a producir un disco”. Y más de esta manera, con un productor.
¿Para hacer un disco de estas características, las canciones ya vienen con esta marca de identidad o es una canción que vos componés con una guitarra criolla y cuando empezás a pensar en el concepto sonoro del disco, ahí decís “lo vamos a llevar para acá”? Porque difiere del primer álbum con ese imaginario más ligado a los 60, a la psicodelia, y ahora es una relectura de los 80, muy presente en la música del mundo desde hace un tiempo, también en las series, en las películas.
Sí, hay como un enamoramiento por los 80. Yo particularmente no soy muy de la escuela de Dylan, de hacer la letra y después tocar la guitarra, yo generalmente pienso más conceptualmente las cosas. Sé lo que quiero. O sea, yo digo qué tipo de música quiero hacer y cómo quiero que suene. Y a partir de eso puedo ir por algún lado, a veces escribo letras primero y después musicalizo, pero ya pensando en cómo quiero que suene, y a veces voy directamente por la música, que se yo. Hay temas como "Diabla" que salieron de un beat de ir armando una batería, toda la parva de sintetizadores que escuchás y después ponerle una voz. En “Diabla” todo lo que es ese bajo muy fuerte, muy distorsionado, es de sintetizador, no es un bajo... hay un bajo orgánico pero está para darle más graves, y todo eso ya salió de fábrica digamos. Yo ya estaba metido en esta manija de "atrapado en los 80", también coqueteando un poco con esa cosa del french touch de los punks, todas esas bandas...
Qué buen nombre "Atrapados en los 80", sale serie… porque es esa lógica de Stranger Things, las camperas, los videojuegos, todo eso.
Es que era un chiste recurrente en la preproducción del disco, estábamos con Tuta hablando y era como que siempre la elección era lo más cliché de los 80, a esta guitarra le hace falta más chorus, esta batería no tiene suficiente reverb, y saltaba Tuta y decía "bueno, en el capítulo de hoy de Atrapados en los 80". Era como una referencia al chiste, porque realmente se buscó por ese lado, y los temas cayeron medio como de fábrica con casi todo lo que se escucha. Después lo que pasó, es la intervención de Tuta esta vez. La vez anterior hubo una intervención mucho más fuerte desde lo musical de Tuta, mucho más moldeando lo musical, y esta vez fue mucho más de dosificador de ideas, de control de entusiasmo y aportar algunas ideas, que eso es muy importante también de un productor. A veces el productor está para buscar una idea de sonido y a veces también está para controlar un poco los entusiasmos y para acomodar ideas. Para que no se descalibre la cosa.
Me citabas recién otra referencia…el french house.
Claro, el french touch es un movimiento en bandas como Daft Punk, después Justice o los chicos de Phoenix también, que son más pop. También hay una influencia por ese lado. Porque era lo que venía escuchando mucho.
Ese fue una vuelta al sonido de los 80 que se hizo a partir de 2007, 2008, 2009, con esas bases que te pegaban en el pecho para bailar impresionantes.
Inclusive después como que lo profundizaron los ingleses, bandas como The Nineteen Seventy Five (1975), que vos escuchás el segundo disco y hay temas que parecen no sé… un tema de Peter Gabriel, hay un tema que se llama “Love” me que a mí me hace acordar mucho a lo que me ponía mi vieja cuando me ponía Peter Gabriel de chico y yo decía "esto es tal cual". Y aparte eso es lo que tiene el disco, tiene una cosa muy emocional, por lo menos apegada a mí, tiene que ver mucho con la cuestión de la infancia. Mi vieja a mí me tuvo muy joven, tenía 22 años, y mi vieja ochentera a full, cuando yo nací ella todavía cargaba con toda esa mochila cuando yo tenía 5 años, y me puedo acordar. El primer disco que me regaló fue Pop de U2 por ejemplo, que no es de los 80, es de los 90 pero ella ya lo venía cargando de los 80, me tiraba para Soda Stereo, todas esas bandas y como que tiene una carga emotiva el disco en ese sentido. De hecho a mí lo que me pasa con este disco es que lo puedo seguir escuchando ahora y lo disfruto, lo que no me pasó con el disco anterior.
¿Ah sí?
El disco anterior cuando lo largué no lo pude escuchar más.
¿Hiciste la de los que compran todos los ejemplares y los sacan de circulación?
(Risas) No, no, ahora yo lo escucho al otro disco y digo "ah, estaba bueno el primer disco". Lo que pasa es que con el otro disco pasó algo más en el proceso, fue más complejo y más doloroso, este fue como que era algo que queríamos hacer realmente y se disfrutó mucho.
Ahora que decís que el disco anterior fue más doloroso, no sé en qué sentido, pero pensando un poco, venimos hablando mucho del sonido. ¿Y en las letras? Yo me apuntaba que se trata del amor en tiempos de rotation, porque los 80 es la noche, hay mucho desencuentro también, discusión. No se cómo expresarlo bien pero me gustaba algo del sentido de la letrística que va bastante en contra de cierto lugar común actual sobre el amor de pareja y demás. Se quedaron con vestigios que hasta pueden pensarse de otra época. Los 80 tenían eso también, mucha oscuridad, persianas bajas, consumo de drogas, se ha dicho eso de Soda, de Los Redondos.
Particularmente lo de la rotation y todo eso tiene que ver con una cuestión, no tanto ligada a mi actualidad, más allá de la pandemia que ahora no se puede salir a ningún lado, y la verdad que la otra vez hablaba con mi novia que vive conmigo y le decía que lo que más extrañaba era que no puedo salir de noche básicamente. Pero bueno...
No siempre las letras tienen que ver, o son un subrayado de la vida de los cantantes, hay un imaginario, hay ficción, vos podés ser lo que quieras ser en las letras.
Nooo, por eso, a eso iba, hay como una cosa también de mucha observación que tiene que ver primero con lo ridículo de todo eso, de toda esa situación. Porque a veces uno entra en el ridículo, a veces lo ve desde afuera, y a veces uno lo imagina también.
¿Cuál es la frontera de estar adentro o verlo desde afuera? ¿Lo que tomaste esa noche?
Claro, por eso, pero igualmente vos la conocés, capaz que esa noche vos no saliste pero te la podés imaginar porque la viviste. Y además, a mí me parece que con las letras no tiene que ser todo introspección, sino como que siempre hablando de uno viste, a mí particularmente me aburre. Yo uso mucho también la cuestión imaginaria. Por ejemplo, “Liga Humana” en un momento dice eso de despertarse en Villa Gobernador Gálvez y tiene que ver un poco con que yo me crié en zona sur y era muy factible, era algo que te podía pasar, dormirte en el colectivo y terminar en Gálvez. Igual a mí nunca me pasó.
Anoté esa frase para preguntarte, me llamaron la atención esas líneas, siento que viene en un sentido la atmósfera del tema y ahí te sitúa. Dice la letra: "¿Dónde terminé?, terminé en Gobernador Gálvez muy lejos de un desfile de muñecos reventados con cerveza artesanal".
A mí lo que me pasó fue terminar muchas veces ahí atrás de los fonavi en Grandoli pero nunca llegué a Gálvez, pero les ha pasado a amigos míos. Pero aparte tiene que ver con nombrar algo con lo que yo tengo relación, al ser de zona sur tengo amigos que vivían ahí, yo iba mucho y voy mucho todavía. Y también hay como una mirada un poco irónica en el sentido de que a todos medio que nos hinchó los huevos la palermización que se ha dado en la noche rosarina, con la cerveza artesanal. Hay un poco una expresión de todo eso, desde un lugar irónico y también no tomándose en serio uno mismo. Porque uno a veces se pone muy crítico pero al final termina siendo tan ridículo como "el muñeco que toma cerveza artesanal".
Lo que no deja de ser un estereotipo que usas con ironía y con humor, ese desfile es medio un gesto Babasónico. Pensaba que el disco tiene sus resonancias, sus ecos, estábamos hablando de muchos géneros y subgéneros que pueden explicar el disco, pero para el oído general se puede decir que hay reminiscencias de Soda Stereo, de Richard Coleman y en "Apaga la Luz" aparece un eco de Virus, justamente se están cumpliendo 35 años de "Locura". En algunas líneas de ese tema aparece la resonancia de Federico Moura, aunque después el tema rompe y va para otro lado, no se queda en ese universo.
Sí, puede ser… no sé, particularmente de todo los 80 la influencia de Virus apareció más de grande, no tanto en lo que me mostraron. Ese tema salió accidentalmente, a mí me había gustado mucho un tema de la banda que estábamos hablando 1975, un tema del segundo disco me gustaba mucho y dije yo quiero hacer un tema así. Y me puse a querer hacer algo así y no me salió, y me salió esto. Pero yo tengo una fijación así con el pop y el rock británico.
Bueno, las dos cosas pueden estar. Será probablemente en la melodía, en cómo la cantás.
Sí, puede ser. Hay como una cosa que ya me quedó fijada viste, que a veces trato de controlar, de tanto escuchar a ciertas bandas, a Soda Stereo, o a otros cantantes, algunos británicos, como que uno a veces fija una manera de cantar y se tiene que andar controlando de no caer en la imitación. Pero es inconsciente.
Igual escuchaba dos registros en tu forma de cantar, uno más grave, más cavernoso y otro más agudo. Tenés como un vaivén entre los dos lugares, lo que habla de tu versatilidad también. ¿Qué se lo da eso?
En el carácter del tema más que nada. Y a parte mirá…te voy a decir una cosa, a mí me quedó marcado, viste Damon Albarn, a mí me gustaba mucho Blur, me gustaba particularmente que en ningún tema sonaba igual la voz de él. Pero no en el audio, sino en cómo las cantaba. Y yo decía “loco, yo quiero hacer esto”. Ahí empecé a entender la cuestión de la voz, más allá de querer cantar bien, si no que empecé a entender el hecho de que cantar bien y afinado pasa a segundo plano, lo más importante es que en la voz entre en la cuestión más conceptual que trata de transmitir la letra. Entonces la letra y lo que pasa en el tema es lo que termina diciendo cómo uno tiene que cantar.
Está bueno…
Eso se busca igual, a veces tarda en aparecer y a veces se lo sufre, pero me parece que es lo que termina de cerrarle un carácter al tema.
¿Una voz más actuada, que a veces se pone cavernosa, a veces puede ser sexy, puede ser juguetona, y va cambiando el registro también?
Exacto, justamente lo que vos decís, es como que hay que actuarlo, hay como que meterse dentro, Tuta siempre me lo refería como "todavía no encontraste el personaje" cuando yo empezaba a cantar. Así una cuestión media teatral viste. Y entonces como que había que encontrar el personaje para que el tema esté bien.
Hasta que esto se termine
¿Cuándo fue la última vez que tocaron con Muñecas? ¿En el verano pasado habían hecho
shows en vivo?
Vos sabés que ni me acuerdo ya, la última vez que tocamos fue lo del Atlas, que hubo un streaming.
Ah, streaming hicieron…
Sí, hicimos, que no es lo mismo viste, es como una cosa que te deprime un poco.
¡Había que decirlo y se dijo! ¿Te deprime en qué sentido?
Nosotros ahora estamos hablando, todavía no está cerrada la fecha, pero estamos planeando una presentación vía streaming porque hay que presentarlo el disco. Hay que buscarle la vuelta. Al no tener el público es muy difícil, y más nosotros que siempre tenemos cierta interacción con el público. Nos movemos en el escenario y siempre buscando qué es lo que pasa, lo que vemos, por lo menos Quito y yo viste que somos los que más se mueven, y es como que ahora buscás y no hay nada. Y no solamente no hay nada sino que se toca con los retornos, es como que está cada uno en una burbuja. Porque Quito está tocando en el retorno de guitarra, el Manu en el retorno del bajo y yo estoy en el de la voz, es como que hay una cosa de desconexión total. Desconexión porque primero por más que estemos conectados vía internet el que está del otro lado, yo no sé quién es, dónde está, anda a saber a cuánto está de distancia, y aparte desconexión entre nosotros que estamos a un metro y medio porque estamos cada uno en una burbuja sonora diferente. Y eso te da cierto nivel de segmentación. Es más, creo que si vos mirás el streaming del Atlas hay como una cosa de desorientación todo el tiempo hasta en mi cara, como de que "a qué carajo le estoy cantando".
Sin dudas es algo nuevo, nada que ver con la experiencia de meter un recital, cómo se prepara el escenario cuando está la gente ahí y entre ustedes en la banda, porque el factor del público contagia muchísimo. Eso es indudable.
Y sí, yo creo que hay que buscarle esa cosa, justo lo que estábamos hablando de encontrarle el personaje, hay que encontrarle el personaje al artista del streaming en el sentido de que…qué se yo, por ejemplo cuando hacía teatro uno no buscaba tanta complicidad con el que estaba mirando, por lo menos en mi cabeza, yo los trataba de borrar a los de enfrente. Y habría que buscarle eso viste, algo más teatral y no pensando en cómo nosotros pensamos de forma más clásica la música en vivo, por lo menos hasta que se termine esto.