Por Valentina Alvarado, Camila Correa y Bernardo Maison
“Yo voy andando y cantando. Que es mi modo de alumbrar”. De estos preciosos versos de la zamba “LunaTucumana” se sirvieron Loli Molina y Pedro Rossi para darle nombre al nuevo proyecto musical que los une. Pero en rigor de verdad el dúo se llama Andando y Cantando, y seguramente somos nosotros, los oyentes, los espectadores quienes enseguida buscamos y completamos la letra de Atahualpa Yupanqui. Activamos una memoria musical y cultural compartida. Un territorio propio que puede también ser contorneado por las canciones que contiene. Un país de música y poesía conviviendo con otras canciones y poesías del continente latinoamericano.
En gira por el país desde abril pasado, luego de pasar por Sastre y Paraná, el domingo 7 de mayo se presentaron en la Sala Lavardén de Rosario. Con la guitarra como lenguaje común, a dos voces y la canción de protagonista, ambos músicos realizan un “recorrido respetuoso y vibrante” por el repertorio folclórico de Argentina y Latinoamérica junto a algunas composiciones propias que vienen sonando y encuentran ahora un nuevo color.
Guitarrista, cantante y compositora Loli Molina tiene cuatro discos editados: “Los senderos amarillos” en 2008 fue su debut discográfico y “Lo Azul Sobre Mi”, el último hasta el momento, salió en 2019. Además ha participado como sesionista y compone música original para cine y televisión. Ganadora de un premio MTV (2009) y nominada en reiteradas oportunidades a los Premios Gardel, Loli ha sido parte de los homenajes sinfónicos a Gustavo Cerati y Violeta Parra entre otros grandes proyectos. Pedro Rossi es guitarrista, compositor, arreglador y docente. Lleva cuatro discos editados — “El viento danza” (2010), “Circe” (2013), y “Sobre Valladares” (2018) y “Fuera de Tiempo” (2019) — y desde 2010 acompaña a la cantante Liliana Herrero con quien grabó en los discos “Este tiempo”, “Maldigo”, “Imposible” y “Canción sobre canción”.
Al momento de dar a conocer su nuevo proyecto junto a Rossi en redes sociales, Loli Molina decía: “Nuestros caminos, lenguajes, voces y guitarras se entrelazan para conversar y zambullirnos dentro del universo folclórico, contar de nuevo historias y paisajes que nos interpelan profundamente, honrando la naturaleza de los territorios y a los poetas que se sentaron a mirarla, a cantarla. Estuve viviendo seis años afuera y cantar estas canciones es una manera de volver a conectarme con mi raíz. Cualquier ser que tiene su raíz nutrida crece alto”. Y Pedro Rossi contó sobre el dúo: “Este es un repertorio infinito que todavía tiene mucho por ser descubierto. Nacimos los dos en Buenos Aires y venimos marcados por músicas de diferentes tradiciones. Creo que este encuentro nos hace conversar y darles una identidad distinta a estas canciones y a la vez estas canciones nos hablan. Todo ese legado nos viene a conversar”.
“Es un proyecto que surge de la felicidad de compartir música con Pedro, que es un músico maravilloso, fino, sensible. Compartir estas canciones con él es super inspirador”, dijo Molina sobre Rossi en un video en redes. “Loli es una música super talentosa, prolífica, conozco su obra desde hace muchos años y la vengo siguiendo. Nos hemos cruzado varias veces a compartir, hay una afinidad que siempre estuvo y que ahora tomó forma ahora con su invitación a mostrar este repertorio”, devolvió Pedro sobre su compañera.
Apenas pasadas las 21 del domingo último, andando pero todavía sin cantar, Molina y Rossi salieron de la oscuridad de los telones camino al centro de las tablas de Sala Lavardén. Los esperaban dos sillas iluminadas tímidamente. Ya ubicados y con guitarra en mano, se regalaron una mirada de admiración mutua y, antes de los saludos, se dispusieron a cantar.
“Luna tucumana” para abrir, en la voz dulce de Loli, luego una versión de “Alta paz” del guitarrista Quique Sinesi, con arreglos propios de Pedro Rossi, agradecido de la acústica que brindaba el lugar. Siguieron “Los andes”, una canción teñida de los colores y matices de la cordillera sudamericana, presente en el EP que lanzó Loli el año pasado junto a Chancha Vía Circuito, el proyecto que fusiona folklore, cumbia colombiana y música electrónica.
Dejando descansar su guitarra y dándole paso, una vez más, a las cuerdas prolijas de Rossi, Loli golpeó sus rodillas al ritmo de “Entré a mi pago sin golpear” del santiagueño Pablo Raúl Trullenque. Después, bajo la mirada cómplice de su compañero, Molina hizo sonar “Brillo y relieve”, una canción que ella misma describió como “una zambita media torcida” que en sus versos reza “mis ojos son piedras que se hunden en el agua”. En palabras de Molina, “Vidala para mi sombra” de Julio Espinosa inauguró el “momento emo": la penumbra de la sala se fundía con el silencio contemplativo del público.
Después llegó el turno de la chacarera “Va siendo tiempo” del pianista y compositor Carlos Aguirre y “Lo azul sobre mí”, una canción que según contó graciosamente la bonaerense recién regresada de México, compuso bastante antes de saber que iba a vivir en un lugar donde absolutamente todo llevaría en su nombre ese color: “El arroyo Azul, el cerro Azul…el azul”. En “Visiones doradas” Loli siguió dando cuenta de su versatilidad y dominio de las seis cuerdas.
Por su parte, Pedro abrió otro bloque instrumental impecable con “Vidala del lapacho” y “Zamba del carrero” de la dupla Rolando “Chivo” Valladares-Manuel Castilla, donde se destacó la exactitud y firmeza de su oído meticuloso y al mismo tiempo la picardía de sus dedos veloces.
El recorrido en vivo siguió con “Luna cautiva” de Chango Rodríguez. “Soy pan, soy paz, soy más”, canción que alguna vez juntó en un escenario a Piero con Mercedes Sosa en 1982. Para el estribillo se vieron lágrimas y sonrisas en algunos integrantes del público que coincidía en unos coros tenues y sutiles: “Vamos, decime, contame todo lo que a vos te está pasando ahora / porque si no, cuando está tu alma sola, llora”.
En la recta final de la presentación sonaron “Celador de sueños” de Orozco-Barrientos, “La estrella azul” de Peteco Carabajal y “Las golondrinas” de Falú-Dávalos. La versión acústica de “Sé vos”, de la agrupación liderada por Ricardo Iorio, Almafuerte fue el cierre de un encuentro cálido y sensible de la dupla que se definió a sí misma con humor como “dúo folklórico psicodélico multidimensional”.
La gira de Loli Molina y Pedro Rossi continúa el viernes 12 de mayo en El Galpón de Haedo, Haedo (Bs. As.) el domingo 14 en Auditorio UNLP, La Plata (Bs. As). En junio, visitarán Pez Volcán, en la capital de Córdoba el 10; y el 17, Sixto Bar en Santiago del Estero.