Con 108 títulos publicados, el proyecto editorial que comanda Leandro Donozo cumplió 20 años de vida. En esta entrevista, el fundador de Gourmet Musical habla sobre el amor a la música, del público interesado en leer sobre la materia y del conocimiento y disfrute que genera. Tambien se refiere a los temas y enfoques que pueden llegar a convertirse en uno de los libros de su precioso catálogo.
Por Diego Giordano
“La música es demasiado importante y valiosa para considerarla un mero entretenimiento o algo solamente vinculado a la pasión y tratarla con la ingenuidad con que muchas veces se habla de ella, más digna de un romanticismo decimonónico que del pensamiento contemporáneo. Creo que hoy en día no se puede ser una persona culta sin prestar atención seriamente a la música y todo lo que la rodea”.
La argumentación precedente, que por su poder de síntesis, convicción intelectual y claridad conceptual bien podría ser parte de un manifiesto, pertenece a Leandro Donozo, fundador y director de Gourmet Musical, la editorial que en el mes de febrero cumplió dos décadas de trabajo ininterrumpido.
Con 108 títulos publicados hasta el momento, Gourmet Musical es la casa editora más importante del país en cuanto a libros sobre música se refiere, y su catálogo es un fascinante caleidoscopio en el que conviven estudios sobre el jazz, el rock, el folclore, el hip hop y un largo etcétera. Sergio Pujol, Roque Di Pietro, Norberto Cambiasso, Abel Gilbert, Marina Cañardo e Hinde Pomeraniec son algunas de las firmas de distinguen la extensa lista de títulos publicados.
Todo comenzó con el Diccionario bibliográfico de la música argentina (y de la música en la Argentina), publicado en 2006, un extraordinario relevamiento sobre la bibliografía de música en la Argentina en el que Donozo había comenzado a trabajar desde finales de los años 90. La falta de interés por parte de las editoriales lo impulsó a fundar una propia, ya no solo para la edición de su libro.
“La música es demasiado importante y valiosa para considerarla un mero entretenimiento o algo solamente vinculado a la pasión y tratarla con la ingenuidad con que muchas veces se habla de ella, más digna de un romanticismo decimonónico que del pensamiento contemporáneo. Creo que hoy en día no se puede ser una persona culta sin prestar atención seriamente a la música y todo lo que la rodea”.
“Yo venía trabajando simultáneamente en el campo académico musicológico, en el campo bibliográfico y en el del periodismo, y pensaba que de la combinación de disciplinas podían salir otro tipo de libros sobre música. Si bien no recuerdo el momento exacto de la epifanía, encontré que el 24 de febrero de 2005, más de un año antes de que se publicara el primer título fui a una consulta paga con un estudio de abogados especialistas en derecho de autor para que me ayudara a redactar contratos. Evidentemente, ya estaba decidido a que Gourmet Musical no fuera solo un sello de goma para publicar mi propio libro. Quería producir libros que me interesaría leer y no encontraba en el mercado, y dar a conocer la obra de muchos autores que sabía que estaban haciendo trabajos importantes y solo circulaban muy limitadamente y no tenían acceso al mundo del libro”, explica.
¿Cómo es el proceso de selección de material en Gourmet Musical? Donozo cuenta que la cantidad de propuestas recibidas por la editorial es superior a su capacidad de trabajo y publicación. Y él, además, propone ideas para posibles libros a determinados autores. Y si bien aclara que no hay un método científico de selección, sí existen parámetros fundamentales: “El libro me tiene que interesar. Tengo que empezar y no querer dejar de leerlo. En muchos casos, esto incluye imaginar un libro posible con todo o partes de una propuesta, que requiere bastante trabajo editorial para convertirse en un libro como los que intentamos publicar”.
Donozo dice que el nuevo trabajo tiene que contar además con algo que no esté ya en otros libros. “Nada es absolutamente original, pero existen aún montones de temas, enfoques y perspectivas por abordar casi por primera vez y muchos para repensar. También, por mi parte, tengo que imaginar una cantidad mínima de lectores a los que puede interesarle (y a los que logremos llegar), como para que el libro sea viable económicamente, y tengo que considerar que la propuesta combine y dialogue bien con el resto del catálogo previo, pero también futuro. Nada de esto puede medirse con precisión ni objetividad y hay mucho de intuición y azar involucrado”.
La heterogeneidad del catálogo de Gourmet Musical es su mayor virtud. Hay libros para los amantes del rock: la historia de la revista El Expreso Imaginario (Estación imposible, de Sebastián Benedetti y Martín E. Graziano); un colosal ensayo en dos tomos sobre el rock progresivo británico (Vendiendo Inglaterra por una libra, de Nornerto Cambiasso); el igualmente notable Esta noche toca Charly, también en dos tomos, de Roque Di Pietro, o Días distintos, la reconstrucción del período más fructífero de Andrés Calamaro, a cargo de Walter Lezcano.
Pero también los hay para los cultores de la música contemporánea: Viaje al centro de la música moderna. Conversaciones con Francisco Kröpfl, de Federico Monjeau, y Estudios sobre la obra musical de Graciela Paraskevaídis, una compilación de ensayos a cargo de Omar Corrado.
El tango tiene su lugar con, entre otros títulos, Estudios sobre la obra de Astor Piazzolla (compilación de Omar García Brunelli), Por qué escuchamos a Aníbal Troilo (Eduardo Berti), y Leopoldo Federico, el inefable bandoneón del tango (Jorge Dimov y Esther Echenbaum Jonisz).
"Queremos proponerles a los músicos que leer estos libros les puede ayudar a hacer más y mejor música, a quienes escuchan músicas, les puede ayudar a conocer y disfrutar más la música que conocen y a descubrir nuevas, y a quienes leen libros de otros temas, pero no de música, que se están perdiendo de algo que va a ampliar su mirada del mundo en general”.
Es imposible, y también injusto, resumir en una nota la cantidad y variedad del catálogo de Gourmet Musical, los títulos mencionados son apenas la punta del iceberg. Entonces, ¿cómo piensa el fundador de la editorial en ese público lector tan diverso?
Responde Donozo: “Hay muchos lectores que no leen sobre música porque piensan que los libros sobre música son o solamente material técnico didáctico para músicos o piezas de merchandising para adolescentes que quieren saber más acerca de sus ídolos. Así como también mucha gente que lee habitualmente libros sobre actualidad, política, historia, crítica, ciencia, ensayo u otros géneros más trabajados desde el libro no tienen la costumbre de leer sobre música. Nuestro catálogo propone que hay que leer sobre música y músicos como se lee sobre cualquier hecho o personaje histórico, independientemente de cualquier tipo de «militancia». Queremos proponerles a los músicos que leer estos libros les puede ayudar a hacer más y mejor música, a quienes escuchan músicas, les puede ayudar a conocer y disfrutar más la música que conocen y a descubrir nuevas, y a quienes leen libros de otros temas, pero no de música, que se están perdiendo de algo que va a ampliar su mirada del mundo en general”.
En los últimos quince años, casi la totalidad de medios gráficos especializados en música desaparecieron de los kioscos. El retroceso de las publicaciones en papel y el avance y predominio del mundo digital, además del cambio en los hábitos de lectura motivados por la tecnología pueden señalarse como tres factores cruciales del proceso. Sin embargo, la cantidad de libros de temática musical que publican las editoriales “grandes” y las especializadas como Gourmet Musical y Colección Vademécum, por nombrar las dos más importantes, evidencian la existencia de un público interesado.
El análisis de Donozo es agudo y no prescinde de ironía: “Es cierto que hay un público interesado en leer sobre música, con lo que la siguiente pregunta es ¿qué es lo que están interesados en leer sobre música? ¿Qué tipo de temas, enfoques, autores o estilos y sobre qué músicas quiere leer ese público? En las últimas décadas ha ido ampliándose el campo y dándose muchos cambios en cómo circula la información. Hace 40 años, para enterarse de la salida de un disco o de la agenda de conciertos, uno confiaba en las revistas de música. Después salió, por ejemplo, el suplemento Sí del diario Clarín, que semanalmente traía mucho más espacio disponible para difundir conciertos en su contratapa. A la vez, fueron apareciendo muchas más radios y hasta muchos temas eran tratados en televisión, no solo en programas musicales sino hasta en los noticieros generales”.
Suma Donozo: “Con Internet, todo eso se profundizó enormemente, sumado al incremento cuantitativo de la producción. Hoy se editan tantos discos a la vez y hay tantos eventos simultáneos y masivos que es imposible para un solo medio dar cuenta de ello. A la vez han cambiado los hábitos de lectura y consumo, y hay menos gente interesada en leer textos con más de un párrafo o de pagar por cosas que cree que puede leer gratis online. Para completar el cóctel, la facilidad de la difusión de fake news hace pensar que a mucha gente la calidad de la información o la competencia del periodismo para analizar el mundo ya le parece menos relevante. Un contexto sumamente favorable para publicar libros, ¿no?”.
Para suscribir al diagnóstico del director de Gourmet: no, el contexto no parece ser favorable y convierte las ficciones de Orwell o Huxley en cuentos de hadas. Pero siempre habrá, agazapado entre la torrencial confusión digital, un público lector ávido y curioso. Y periodistas y escritores pensando y escribiendo sobre la música pasada, presente y futura. Veinte años de trabajo y 108 títulos publicados son apenas el comienzo.