Por Christian Monti
Rubén Busi grabó su primer álbum en 1989 con producción de Pichi De Benedictis. Lo llamó Fría textura y lo editó en cassette. El diseñador se equivocó y le agregó una s al apellido Busi. Desde entonces en cada disco que edita lo escribe de manera distinta. Luego de cuatro discos con El Ajenjo (su banda anterior), en el 2005 grabó Flash magullador, su segundo paso solista. En febrero de este año, con Andrés Abramowski en guitarra eléctrica y Martín Ledesma en percusión lanzó Cruje, el séptimo material de su trayectoria pero el primero de su nueva banda Vuzzy.
Las doce canciones fueron compuestas en guitarra criolla por Busi, una leyenda del rock local que en algún momento decidió mostrarle su colección de material inédito a Abramowski, quien enseguida avivó el fuego que decantó en el lanzamiento. “Formar una banda tradicional no nos cerraba, entonces el Polaco propuso rockearla con lo que teníamos, con una criolla, un bongó y con el equipo de la eléctrica” cuenta Bussi. “Son canciones mías del último tiempo, y quedaron muchas afuera. El esqueleto de los temas es como yo los compuse, con sus acordes, y arriba de eso están las guitarras, los arreglos vocales, las intervenciones vocales del Polaco que son extraordinarias y la arquitectura rítmica”.
Martín Ledesma tiene la difícil misión de marcar y sostener con un cajón peruano el pulso que lleva constantemente la furiosa eléctrica de Abramowski, haciendo quebrantar las texturas delicadas de las cuerdas de nylon de la guitarra de Busi. Cruje contó con el apoyo de Inamu y fue grabado, mezclado y masterizado por Jorge Ojeda en su estudio In Situ.
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Inocente y siniestro a la vez, el disco contiene referencias a películas para públicos infantiles (o no tanto) como Nemo, Toy Story y Dragon Ball. En las letras surrealistas desfilan demonios marinos, mosqueteros y juegos electrónicos. Cruje tiene algo de experimental, algo de clásico, algo de minimalismo, la melodía siempre a punto de romperse, se mezclan un aura ricotera, una visión oscura del futuro y un viaje al corazón más íntimo de la esencia del rock.
Para el músico, el resultado del disco entre apocalíptico y nihilista, proviene de ciertas lecturas de Ray Bradbury —"cómo no influenciarse con su forma bellísima y poética, un par de temas tienen un pequeño homenaje a los maestros” — y de su mirada del mundo. “Siempre fui así. No confío en la raza humana. El humano obviamente es capaz de hacer cosas maravillosas y de hacer cosas horrorosas. Aparece eso de cómo el humano vive el mundo, cómo se autodestruye. La necedad me da poco optimismo. En el orden sistémico se da toda esa necedad nacida del egoísmo, de la violencia, del miedo. Y creo que lo que está del otro lado no puede contra esa parte. Cada vez es más evidente la necedad, parece que se aplaude la necedad. Entonces te preguntás cómo se arregla esto" dice Busi. "Después de la pandemia creo que esto va a seguir siendo la misma porquería de siempre, incluso con un poco más de énfasis en la necedad. Porque se está viendo que estamos viviendo una crisis del capitalismo a nivel global tremenda. Y estos tipos el queso no lo largan por nada del mundo”.
La necedad me da poco optimismo. En el orden sistémico se da toda esa necedad nacida del egoísmo, de la violencia, del miedo. Y creo que lo que está del otro lado no puede contra esa parte. Cada vez es más evidente la necedad, parece que se aplaude la necedad. Entonces te preguntás cómo se arregla esto.
Esa necedad infecta su lírica, una música que busca sacarle brillo a la oscuridad de estos tiempos. Y con su sensibilidad, al igual que Charles Marlow —personaje de la novela El corazón de las tinieblas, citada en la canción Joseph Conrad (su autor) —, parece tener un conocimiento más hondo de los sucesos inusuales que vemos pasar casi con naturalidad.
En palabras de Andrés Abramowski, “tocar éstas canciones fue una revolución, otra forma de hacer música, ser sencillo, vivir el momento, que la música no pase por el cerebro antes que por el instrumento. Conceptualmente buscamos una expresión para una resistencia del rock, que aunque éste ya no es lo que era, sigue siendo una forma de abordar la música, una música sencilla que descubre mundos distintos. La grabación fue un proceso alucinante que me agarró cuando estaba por ser padre”.
Para Busi hacer música sigue dándole algo de rebeldía, rebeldía que en sus inicios estaba direccionada contra la idea de poder. Y también tiene que ver con alejar la muerte, con abrazarce a la juventud y tener una visión determinada del mundo. “No sé si el rock es una forma de ser, no sé si es un género musical, uno lo interpreta porque se ha sumado a esa estética y ha crecido con esa estética”, dice el músico.
Forjado su espíritu independiente bajo el influjo de agrupaciones como MIA (Músicos Independientes Asociados) Busi participó de los Talleres Latinoamericanos de Música Popular que se hacían en distintos países, y en la edición brasilera de 1985 llegó a tomar clases con Chico Buarque. “Yo mucho antes de militar la independencia empecé a hacer cosas, en el 89 ya estaba con los casettes. La cuestión era hacer cosas. Y con el despertar de lo independiente a mediados de los noventa uno se dio cuenta que tenía un montón de herramientas que podían favorecer tus ganas de hacer música, entonces eso fue una cuestión muy copada, muy catalizadora para todas las bandas de rosario que en esos años empezamos a sacar discos” cuenta Busi, quien en 2003 integró el grupo fundador de El Qubil (Músicos Independientes de Rosario), un espacio que pretende mejorar las condiciones de autogestión de la producción local.
Dicen que somos animales de costumbre, habituados ya a dar por cierta la muerte del rock nos encontramos con bandas como Vuzzy. El rock de Rosario podría abastecer continentes pero sus bandas siempre son secretas. “Uno viene haciendo música en Rosario desde los ochenta y hubo cosas que no cambiaron. No es una cuestión de Rosario, sino de cómo está articulada la industria musical, desde dónde se parte, cómo se parte. Una vez que se entiende eso y cuáles son las herramientas a mano se trata de seguir produciendo música con cierta libertad. No viviendo de ella pero con libertad de tocarla, eso ya es un éxito”.