Brunella editó Salvarme

Buscando un símbolo de paz

MÚSICA
14 de julio de 2021

Por Lucía Rodríguez
Fotos: Giulia Ant

 

Brunella tiene una piedra protectora que le cuelga del cuello y otra en un anillo. Flores tatuadas en los brazos, un sol como el de la bandera argentina, una cruz en la muñeca (“este es de cuando era pendeja, tenés que estar muy loca para tatuarte una cruz”) y en la nuca, su primer tatuaje: un símbolo de la paz. Recuerda haber tenido una infancia feliz, estudiar danza, patín artístico, cantar en una banda. Hasta que en un momento algo se quebró. Cuando tenía 16 años no quería hacer otra cosa que morirse. No había forma de nombrar lo que le pasaba. Vivía sin consuelo, en la cama, sin encontrarle el sentido a nada. Después de varias internaciones, de pasar por médicos que no escuchaban y medicaban sin parar, después de haber vivido su infierno, empezó un proceso de recuperación.

“Escribo sobre las cosas que viví porque pienso que pueden ayudar. Nadie habla de suicidio y yo sé que mucha gente lo piensa. ¿Por qué no hablamos del suicidio? ¿Por qué no se habla de la salud mental?”.

Brunella es cantante y compositora, tiene 25 años y nació en Bombal, un pueblo de tres mil habitantes de la provincia de Santa Fe, a 90 km de Rosario. Acaba de sacar su primer LP, Salvarme, en el que cuenta el recorrido más difícil de todos: el camino hacia unx mismx.

Para la entrevista con La Canción del País entra al bar caminando rápido, con su pelo rojo corto y unos ojos que indican que está sonriendo, si se hace el esfuerzo de imaginar qué le pasa a la cara al sonreír con el barbijo puesto. Se acerca a la mesa, su ritmo es enérgico, vital. Lleva puesta una campera de diseño con estampado militar y sugiere que es re fácil conseguirla, invita a buscarla. Se corrige: “Viste que una ni bien la halagan ya se está justificando”. Se sienta y pide un café. Su amabilidad y simpatía muestran reticencia a una idiosincrasia rosarina que puede ser hostil con el desconocido. Ella, chica de pueblo, saluda hasta a las palomas.

Desde el 2019 Brunella comenzó a cantar en público y no paró. Primero covers entre amigxs, después sus propias canciones con producción de Cocodrilo P&B Studio, conocidos por haber producido el primer éxito de Nicki Nicole, Wapo Traketero. Con su primer disco en las plataformas y una participación en las Broda Sessions, Brunella está a punto de editar otra el viernes 23 de julio; una Rap Session junto a Rancho Producciones, sin dudas mantiene un deseo imparable por cantar.

Salvarme tiene un comienzo épico, que coquetea con la música clásica y con el gospel en clave urbana, algo similar a lo que hizo Kanye West en su disco Jesus is king. Cada canción es un paso más hacia la ternura y el entendimiento, quitándose poco a poco la oscuridad del inicio, endulzándolo todo con R&B y con un flow intuitivo pero de calidad, como si fuera rapera sin saberlo.

¿Cuándo se volvió la música un medio de comunicación para vos?

El 2019 fue clave porque yo estaba terminando de estudiar y nunca me imaginé que iba a cantar.  Desde chica lo soñé, pero nunca me lo permití. Imaginate, familia de pueblo súper conservador, yo tenía mucha inseguridad.  Hoy en día lo único que hago es cantar y confiar en mí al cien por ciento. Tengo el privilegio de tener el apoyo de mis viejos, porque me puedo volcar a la música y no pienso en otra cosa que no sea música, que está buenísimo. La verdad es que no todos los músicos o los artistas tienen esa posibilidad.

Tu primer disco, Salvarme, parece mostrar un camino que va de la oscuridad a la luz. ¿Cómo lo pensaste?

Es que la idea del disco fue planteada de una forma que ya no se usa mucho, con un lado A y un lado B como los discos de antes. La idea siempre fue que la primera parte cuente el pasado y la oscuridad, y que después venga un quiebre y empiece a entrar luz.

No reniego de mi pasado, sino que agradezco porque uno tiene que tener presente esas cosas. Yo, sinceramente, me encontré en un pozo tan oscuro y tan negro que no creo volver a estar tan abajo, no me lo permitiría jamás, pero porque pude darme cuenta que eso fue lo peor que sufrí en mi vida.

Lo peor fue sentir que no tenías palabras para nombrar lo que te pasaba.

Yo no sabía lo que me pasaba, era muy nena.  Estuve cinco veces internada y las cosas que veía me hacían pensar que eso que vivían otros pacientes, las adicciones, cortarse, eran modos de manifestar lo que sentía. Por suerte lo tengo super sanado. Tuve la mala suerte de toparme con un psiquiatra que me medicó cuando lo que necesitaba era terapia, era poder hablar.  Mis papás no entendían ni sabían qué me pasaba. Imaginate ver a tu hija tirada en la cama sin poder levantarse. Tenía una depresión tremenda. No comía, vomitaba. Si a mi hija le pasa eso, también confío en un médico. Fue pasarlo y empezar a hablar y dar con los profesionales que tenía que dar. Salir no fue fácil, pero la verdad que con el apoyo de mi familia encontré un sostén muy importante, si no lo hubiese tenido no hubiese podido.

¿De quienes te rodeas para hacer música?

Amo a mis amigas. Me inspiran y también las admiro tanto que son como mi familia. Yo las veo y digo ¡qué mujeres!, y más me convenzo todos los días que la gente de la que uno se rodea y que uno admira, son espejos nuestros que nos permiten decir “yo también quiero ser así”. Bueno, el amorcito, es nuevo, pero inspira bastante en mí. Yo digo siempre que no sé expresar, no sé comunicar. Entonces mi único escape es un piano y escribir.

¿Con quién trabajas tus canciones?

Hoy en día estoy tratando de trabajar conmigo misma. El disco estuvo producido por Gonzalo Ferreira, de Cocodrilo Producciones. Y ahora estoy trabajando sola, o con amigos que me dan una mano. Le pongo una ficha a la música independiente y a trabajar con quien se cope. Me encuentro aprendiendo y creciendo en esto. Nunca falta el amigo músico que viene a casa. Por ahí compartimos una charla y me dice “mirá, quizás este acorde puede tener una variación acá”. Pero quiero hacerlo lo más por mi cuenta posible. Siento que tengo tiempos que no me permiten depender de otra gente. Me puse manija con un tema, lo mezclé y lo tengo listo al toque, como está pasando un poco con un tema que va a salir dentro de poco, una rap session a la que me invitaron. Laburar con un equipo tiene otro tiempo. Si es por mí te digo que estoy para sacar otro disco (risas). Pasa que la industria se maneja por sencillo, sencillo, sencillo. Hay que reivindicar la cuestión del disco.

¿Te interesa como artista y como oyente el disco como concepto?

Sí, yo no escucho cosas aisladas. Escucho por ahí sí lo que se me pega de Bizarrap, obvio, ¿cómo no lo vas a admirar a ese pibe? Es un OVNI, viene de otro planeta. Pero admiro a los artistas que tienen discografía, que me llegan y que tienen un propósito y un concepto.

¿A quiénes admirás?

A los viejos no los nombro porque los nombran todos, te digo los de ahora que los veo y me hago pis encima. Y porque me siento espejo de todos. De Nathy Peluso me siento espejo, a la guacha la descubrí en 2018 y me ayudó tanto a animarme a cantar, a sentirme segura, a pararme delante de la gente con los seis rollos que tengo, sin vergüenza. Otro que admiro mucho actualmente es WOS. Me gusta mucho el mensaje que tiene, su forma de rapear y me llega mucho, me hace acordar a René de Calle 13. A Beyonce la amo, y después soy muy fan de Charly García. En realidad soy muy vieja escuela. Hasta que no empecé a hacer música era muy prejuiciosa de la música nueva, solo escuchaba rock nacional.

¿Y acá en la ciudad, cómo es la relación con tus colegas?

Ahora me siento muy bien, creo que es un momento en el que también se está produciendo mucho. Cuando participé de Agitadoras, ese super show donde cantantes de la ciudad homenajeaban a las grandes músicas del país, conocí a algunas chicas y pensaba ¿cómo no te conozco de antes? Realmente hay mucho talento. Al principio me costó conocer gente del ámbito de la música. La verdad que le tengo que agradecer mucho a los chicos de Broda que me ayudaron a hacerme más conocida gracias a la sesión que hicimos, eso me abrió muchas puertas. El laburo que hacen es alucinante, realmente le dan la posibilidad a una artista que no es tan conocida de mostrar su trabajo. Es increíble.

Tanto en tus videos como en la tapa de Salvarme se nota que la imagen implica una búsqueda para vos. ¿Cómo elegís mostrar tu música desde lo visual?

Estudié diseño de moda y me encanta pensar en cómo vestirme, en proyectar mi estilo, pero sobre mi carrera, recién en la tapa del disco me sentí representada estéticamente. Logré lo que quería plasmar. Fijate que es un camino, de un lado está la noche y todo prendido fuego, y del otro, el color, las flores, mi perrita Mechi. Y también estoy yo, que soy algo súper importante en mi vida. Reconocerme a mí misma como algo importante no es algo menor. La ilustradora Luisina Gentile me ayudó a dibujarlo, está toda pintada a mano la tapa. Recién ahí me encontré en lo visual, y ahora espero seguir siendo todavía más yo. O sea, la única meta que tengo es no dejar de ser yo y ser cada vez más yo. Cuando logre serlo del todo va a ser un desmadre.

Hablabas de cómo te costó en un principio acercarte a la música urbana, sin embargo no es algo que se note en tus canciones ¿Te gusta rapear?

Si, ¡me encanta! Creo que soy muy cantante, pero cuando hago rap, hago rap. Me cuesta reconocerme como rapera pero sí, me lo estoy permitiendo. No soy tanto del free style porque me gusta escribir, es muy importante elegir las palabras justas. Me gustaría expandirme más en los géneros, que de hecho es lo que me gusta de esa gente que hablábamos antes.

¿Qué hay que esperar de Brunella?

No me imagino escribir y cantar sobre algo que no haya vivido, y como soy de cáncer, esa sensibilidad me permite relatar con mucho detalle, hacer que sientas lo que siento. Creo que de mí solo hay que esperar éxtasis, una experiencia musical expandida.
 

 

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