Entrevista

Bubis Vayins: cantos de la ciudad eclipse

MÚSICA
17 de septiembre de 2024

Por Julia Enriquez

 

Invierno 2017. Voy a una casa particular devenida cultural, a escuchar a una amiga que va a hacer un tema con una banda. Más específicamente, va a recitar un poema suyo con el que la banda compuso una canción. No los conozco ni logro retener el nombre. No recuerdo haber visto un flyer. Voy a escuchar a mi amiga, Dalia DesAmor, declamar poesía en un recital de rock. Yo no lo sé todavía, pero es la primera vez que esa banda toca. Después de escucharlos en vivo, recordaré el nombre para siempre: Bubis Vayins.

Pasan algunos meses y vamos a su segundo reci, en otra vivienda que no volveré a pisar pero que deja una profunda huella. Diluvia y con mis amigas fumamos en el patio abajo de un toldito antes de que empiece. Más tarde vuelvo a casa y posteo en Facebook: “Bubis Vayins <3 Gratitud generacional”. Dos noches, suficiente para el crush musical. De ahí en más sigo sus fechas, también nos cruzamos en eventos. En cierta ocasión, en una feria, lxs cantantes me compran un libro de poesía de mi sello. ¿Cómo sería entonces? ¿Te hacés amiga de tus artistas preferidxs, o tus amigxs se transforman en tus artistas preferidxs? Poco importa la distinción. Ya muchxs nos acostumbramos a pensar el arte desde los afectos, y no nos da vergüenza. Nos potencia.

Lxs integrantes de Bubis Vayins son Maru Freire (San Carlos de Bariloche, 1988) en guitarra y voz; Nicolás Landaburu (San Nicolás, 1989), conocido como Nineo Zoom, en guitarra y voz; Pablo Lucas (Rosario, 1990) en bajo; Camilo Pistol (Pergamino, 1995) en batería; Giuliana Betina Giuggia (Río Grande, Tierra del Fuego, 1996) en teclados y coros.

Cinco biografías dispersas por el país y finalmente reunidas en Rosario. Por supuesto que esta ciudad es en buena parte lo que otros vinieron a hacer de ella. Gracias a los que eligieron Rosario y la construyen con su entusiasmo. Pienso en una obra de la artista rafaelina Ángeles Ascúa, un precioso tapiz multicolor con esta leyenda: Si tuviste la suerte de vivir en Rosario de joven, Rosario te acompañará vayas a donde vayas por el resto de tu vida, porque Rosario es una fiesta que no termina nunca.

Los Bubis son una banda referente de la movida alternativa de la ciudad, a la vez que se mantienen frescos e insurrectos. Producen toda su música y la mayoría de sus fechas. Publicaron los discos Siempre veo algo en la oscuridad (2018), Salir (2019), Las Presencias, partes I y II (2020) y recientemente en julio 2024 lanzaron Fantasías de Violencia, de nuevo bajo el sello BPM. El disco se presenta el próximo sábado 21 de septiembre, a las 23 horas, en Majo (Tucumán 1016, Rosario) junto a Linxes provenientes de La Plata, con entrada libre y gratuita.

En ocasión del nuevo disco y en vistas a la presentación, me encontré con Maru y Nico para conversar, sobre los procesos creativos, los desafíos del presente y el poder comunitario del arte. También repasamos la actividad de la banda durante los últimos (¡rarísimos!) años y buscamos vislumbrar algunos destellos del porvenir.

 

****

 

― ¿Cuál fue el origen del concepto y el sonido en Fantasías de Violencia?

N: El germen fue la canción “La flecha envenenada” [2023]. Hace un par de años estábamos pensando la música más en formato single porque no estaba la idea de un disco todavía.

M: Y no teníamos plata.

N: Y no teníamos plata. Habíamos grabado “Me re cuesta abrir el corazón” [2022] con Dani Pérez en la mezcla, y ya en ese tema nos hicimos ciertas críticas respecto al sonido. Ahí empezó una nueva idea acerca del sonido al que queríamos llegar, y surgió “La flecha envenenada”, un tema que nos sorprendió. Si bien hay un criterio que se viene dando desde el primer disco, respondió muy bien a la historia de ese criterio. Se sumaron elementos nuevos dentro de lo deforme que somos haciendo canciones. Queríamos llevarlo hacia un sonido de alta calidad, a una composición también de alta calidad, encima no es la palabra “alta calidad”...

M: Tiene que ver con que... te satisface más tu propia idea. Por ejemplo, hoy ensayamos un tema del primer disco. Después de ensayar varios temas nuevos, hicimos uno que no tocamos hace bastante, y les decía a lxs pibes que me da la sensación como que está vacío, que se cae un poco, también eso se puede arreglar en el ensayo, se puede trabajar, pero es como más simple, a la vez que tiene su complejidad desde la métrica, y las melodías están buenas... Lo que hace que este disco se sienta muy de ahora es la calidad del sonido, y de mantener una identidad en eso, porque lo difícil es no sonar como todo. Si tenés plata, podés sonar de altísima calidad, eso no es muy difícil. El tema es mantener lo interesante.

N: Crecer, o componer, o todo lo que tenga que ver con el arte, es más lo que no es, que lo que es. Es empezar a descifrar qué está de más. Hay veces que uno le manda de más. Siento que en este disco estuvimos más pillos en entender qué queríamos.

― Entonces, ¿el criterio o hilo conductor entre todos sus discos sería la deformidad?

M: Ni siquiera es que decimos “vamos a hacer un tema re deforme”. Sucede así porque somos deformes nosotros capaz.

N: Hay un equilibrio que es muy sutil en la música. Por un lado, tenés la espontaneidad, aparece tu ser primitivo expresándose de repente, y tirás cualquier cosa. Nosotrxs jugamos bastante a eso, a darle lugar a ese ser re primitivo que juega con los sonidos solamente como sonidos. Y después, una vez que apareció esa espontaneidad, le damos toda una estructura más racional, que también nos satisface. Tenemos esos dos lados: ahora juguemos con esto, ahora racionalicemosló. Nos gusta que nos sorprenda también... Componer una canción es algo matemático, son acordes, es fácil para alguien que estudió, lo puede hacer una IA ahora. Buscamos que nos parta un poco al medio. Nos estamos sorprendiendo a nosotrxs mismxs.

M: Con “La flecha envenenada” se sintió: esto puede ser el primer paso de un disco, hay más tela para cortar acá. Hay partes de los temas que son re viejas, como el estribillo de “Los carritos”. Teníamos un montón de cosas, con algo que nos gustaba, e insistíamos... En este nuevo disco nos dedicamos mucho a la producción y se nota.

― “La flecha envenenada” contiene el verso que terminó dando título al disco. Condensa ese espíritu de canción-manifiesto, de proclama, con ímpetu combativo. ¿Qué cuestiones de la época venían percibiendo y querían expresar? Hay reflexiones que aluden a problemáticas locales o nacionales.

M: Y mundiales.

N: A nosotrxs nos gusta la poesía y leer cositas, pero obviamente lo que estás leyendo está más atrás que tu época. Lo que pasó, lo que nos pasó en los últimos meses, no lo habíamos vivido nunca, así como lo vivimos. No estábamos sentadxs entre libros, sino que la realidad fue tan avasallante que nos inspiró.

M: Nos obligó un poco. No se podía hacer otra cosa. Ni siquiera fue una operación tan racional, pero lo hablamos, de decir: che, yo necesito que haya algo súper político en este disco. A nuestra manera, obviamente.

N: Cuando Milei ganó la primera vuelta y nos asustamos un montón, que se venía el cuco, con Maru nos escribimos y dijimos: che, subamos un posteo a Instagram.

[14 de agosto de 2023]
“Hola amiguis, después del resultado electoral de ayer, muchos derechos básicos que dábamos por sentado (la salud, la educación y la cultura para todxs, entre otros) están en serio riesgo. Es muy importante que nos hagamos cargo del momento histórico que nos toca vivir. Queríamos transmitirles la necesidad de re-politizarnos juntxs, porque no alcanza con hacer canciones bonitas o divertidas. Tenemos que luchar por nuestra propia supervivencia y eso significa que tenemos que volver a hablar entre nosotrxs de estos temas, llevarlos a los escenarios y las movidas. No tiene sentido hacer música o arte en general si no cuestionamos lo que pasa a nuestro alrededor. Sabemos que está difícil no caer en la desesperación, pero no nos queda otra que unirnos y hacer frente.”

N: La gente lo re compartió, estábamos todos como sintiendo lo mismo. Somos una voz, usemoslá un poco. A partir de ese posteo, me escribió Shuly Roberts para hacer un festival con las Cuadrilla Feminista en el parque [“Agite antes de votar: Jornada Gráfica Antiderecha”, 30 de septiembre de 2023, Parque Urquiza].

M: Que fue germen del festival solidario después [“Festival Unión y Solidaridad”, 15 de marzo de 2024, Galpón 11]. El principio de año fue de muchas movilizaciones.

N: Te metieron presa.

M: ¡Me metieron presa! [durante la represión policial en la movilización contra la Ley Bases, 1 de febrero de 2024, Plaza 25 de Mayo, Rosario]. Hubo muchas marchas en enero y febrero, paro general. Había una actitud de “vamos a confrontar con esto abiertamente”. Para mí eso se reflejó en el disco, en las metáforas. También la situación general mundial es un asco. Y también la angustia, la angustia... Creo que el disco tiene buena recepción por eso, porque la gente necesita sentir algo que la contenga, en ese sentido de decir: bueno, no estoy en cualquiera. O sea, me siento mal, me siento triste, me siento ansiosa, es porque hay motivos para hacerlo, y a todes nos está pasando. El disco va por ese lado, de hacerte una compañía en esas sensaciones.

― El disco anterior, Las Presencias, salió en dos partes, a principios y a finales de 2020, casi como una balsa para atravesar ese año. ¿Cómo lo construyeron?

M: La construcción de ese disco fue totalmente diferente porque vivíamos juntxs, estábamos encerradxs todo el día. Fue al principio de la pandemia, que todo parecía un poco menos horrible, menos desquiciado. Siento que estábamos como más naif. Hicimos el disco y nos recontra zafó la cabeza, obviamente, pero después se puso re dark. Nuestras vidas se alteraron muchísimo. Todo se puso re jevi. Siento que estamos todavía tan post-pandemia... Está bueno hablarlo. Para mí, todo el mundo quedó medio cagado de la cabeza, y no se dice tanto, ¿viste?

N: Igual, después de la pandemia, se nos reactivó rápido y tocamos mucho. Eso hizo que no podamos ponernos a grabar o a componer. También hubo cambios en lxs integrantes de la banda. Tuvimos que ensayar los temas de vuelta y reacomodarnos.

M: Empezamos a ir mucho a Buenos Aires, en un momento íbamos una vez por mes, lo cual nos sacaba energía. Es difícil hacer todo porque... bueno, somos cinco adultos que viven de otra cosa.

N: Lo lindo que pasó ahí es que se tocó muchísimo en vivo, y se aprende muchísimo. El vivo es la única verdad, en un punto. Es lo que pasa entre la música, vos, gente, un espacio, un contexto. De ahí aprendés un montón. Siento que estuvimos más inmersos en eso, y viviendo lo que no pudimos vivir en la pandemia, que era tocar muchísimo.

M: Estuvo bueno no forzarlo. Tuvimos muchos cambios a nivel banda y personal también. Hubo muchas cosas que tardaron un tiempo en decantar y acomodarse. Estuvo bien darle espacio a eso.

― Tras años de aprendizaje under, ¿qué podrían comentar?

M: El mayor aprendizaje es que hay que concentrarse en hacer cosas. No pensar ni en los seguidores, ni en las reproducciones, ni en el manager... No. Concentrarte en el arte, en lo que vos tenés que hacer.

N: Pero si vas a buscar sólo hacer, es tan igual a querer más reproducciones. Estás vos encerrado en tu cabeza. Para mí, la obra no se busca, sino que llega a vos. Tenés que salir a escuchar a los que te rodean, ir a ver bandas, ir a escuchar a poetas, leer, y ahí aparece la data. Cuando estamos re inspirados es cuando estamos más conectados con lo que nos rodea.

 

El mayor aprendizaje es que hay que concentrarse en hacer cosas. No pensar ni en los seguidores, ni en las reproducciones, ni en el manager... No. Concentrarte en el arte, en lo que vos tenés que hacer. (Maru)

 

― Una combinación entre concentración y diálogo. Concentrarse no como ensimismarse o encerrarse, sino como enfocarse y mantener la apertura.

N: Componer no es tanto... El tema es dejarte influenciar por otros.

M: Eso ni hablar. Me refería más a sacar la cabeza de todo el concepto de pegarla. Todo eso te daña y te distorsiona la mirada.

N: Obviamente está bueno aprender cada herramienta nueva que aparece, incluso si la inventa el demonio mismo, como TikTok o lo que sea. Al menos subite y seguí haciendo arte, usá esos soportes nuevos, pero rompiendo.

M: Sin dejar que te esclavicen. También está mucho eso de producir para Instagram todo el tiempo, producir imagen, imagen, imagen. Es una imposición en la regularidad y un montón de otros aspectos, es como que te interceptan ahí y tenés que adaptarte. Ahora hicimos reels en vez de videoclips porque nadie tiene atención como para salir de Instagram e ir a YouTube. Como que te adaptás, pero hacerlo de última a tu manera, respetar tu integridad como artista en eso también.

― Siempre hubo un correlato visual a la música de la banda: dibujos, animaciones y videos hechos por ustedes. En las últimas tapas colaboraron con artistas de la ciudad de Rosario. En los singles, con Sulkian y Leo Sileiko. Para el nuevo disco, con Clara Miño, quien hizo especialmente una pintura en acrílico, después de escuchar las primeras versiones de las canciones.

N: Se dio de una forma muy orgánica. Había algo entre lo que hacía Clara y lo que hacíamos nosotrxs que era muy parecido, algunos lenguajes similares respecto a lo trashy, a lo pop, a lo litoraleño. La vimos en algunos recis nuestros, hemos ido a muestras de ella. Estábamos muy atravesadxs por lo que ella pintaba y por cómo es su mundo.

― ¿Qué artistas locales podrían mencionar, a modo de constelación o genealogía?

M: Daddy Rocks, lxs escuchaba cuando iba a la facultad y no tocaba ni nada. Me flasheaban mucho ellxs, Kimi y Jota, era como: mirá estxs chabones, están haciendo lo que quieren. También conocimos a poetas de la ciudad, como Dalia DesAmor con quien hicimos una colaboración. Fue toda una época que empezamos a ir a lecturas de poesía. Perro Fantasma y Pauline Fondevila en todas sus facetas, la amamos. Gladyson Panther, más allá de que me encanta lo que hace, él me parece alguien que me gusta tener cerca, me gusta cómo piensa, su manera ser. Las Aventuras me encanta, su disco lo escuché muchísimo.

N: Escuchamos mucho Queridas y Mi Nave.

M: También escucho un montón a Aka Candela. Lo que hace Amelia me parece interesantísimo. Verlos crecer es re flashero, crecer literalmente, a algunxs lxs conocimos cuando eran adolescentes... A ser los jóvenes artistas que son hoy... Para mí es un placer.

― ¿Cuál es su mirada sobre el presente de Rosario?

M: Me gustaría sentir que hay un despertar en la ciudad. Siento algo, siento algo.

N: Con respecto a la ciudad, la queremos ver viva, llena de gente por ahí, los recis llenos. Que estén explotados los lugares donde sucede el arte, que es lo que más cambia y mejora a las personas. Y que no esté todo ya tan contenido y tan robot como estamos. La derecha hace eso cuando viene. Necesitamos romper estructuras. Estamos en una época muy conservadora. Y nuestra ciudad sufrió todas, y está apagada, pero empieza a haber algo...

M: Sí, hay como una llamita encendida, con todas las limitaciones, que ya conocemos.

N: Estaría bueno que existan más lugares gestionados por gente del arte, y que la muni no te caiga y te multe. Ahora hay cierta expectativa respecto a la ordenanza de espacios culturales, pero todavía no está sucediendo. La muni este año está tirando algunas un poquito más esperanzadoras, de la mugre de la que veníamos, porque venimos del cero total, de la nada total. Faltan lugares que duren años, que vos sepas que está tocando una banda constantemente, que hay un evento todos los días. Eso no existe hace un montón, es muy difícil que una movida sobreviva así. También el hecho de que todos tengamos muy poca plata. La caída del poder adquisitivo en todos estos años fue tremenda. Antes, nosotros salíamos y teníamos unos pesos para gastar, habíamos venido de otra ciudad a estudiar a la universidad, podíamos salir y gastar en bares y yendo a ver bandas... Hoy en día, los pibes no están saliendo tanto, no hay plata para gastar, y sabemos que hay inseguridad en Rosario, también agrandada por los medios. Es todo un combo que hace que los lugares estén vacíos y no sobrevivan.

― La canción que cierra el disco, “Todavía estoy despierto”, marca un horizonte de optimismo, a pesar de tanto horror. Según la estrofa final:

 

Rosario es un eclipse
un hechizo, mal de ojo
el silencio antes del ruido
algo a punto de romperse
tantos años de locura
muertes, gritos, balaceras
una planta en el cemento
todavía estoy despierto
una planta en el cemento
todavía estoy con vida
hay canciones, nacimientos
pero eso no es noticia
pero eso no es noticia
hay canciones, nacimientos
pero nada de eso es noticia
pero nada de eso es noticia
pero nada de eso es noticia
pero nada de eso es noticia
pero nada de eso es noticia
pero nada de eso es noticia

 

― ¡Un agite existencial! ¿Qué más pueden señalar al respecto?

N: Ya cuando arrancamos, y ahora más que en ninguna otra época, hay un amor por el lugar en el que estamos. Estamos muy rosarinos. De hecho cortamos bastante con querer ir a Buenos Aires. Estamos hablando más de girar a nivel federal. La canción termina con eso: en Rosario pasa de todo pero las noticias son las balaceras, y de que hay canciones jamás se va a hablar afuera, del arte que hay acá. Es muy violento vivir en un país donde la única historia que se narra es la de su capital.

M: Hay que dejar de mirar nosotros para allá, y mirar más hacia este lado, hacia el resto del país. Es medio una trampa, porque decimos ¡ay no! pero después todos mendigando la atención de los porteños. Obviamente, se entiende, si te va bien en Buenos Aires tenés proyección nacional, entonces en el afán de querer mover tu música y tocar en distintos lugares, lo de Buenos Aires se vuelve ineludible en un momento. Nos pasa a todos. Hasta muchos se van a vivir allá. En una época viajamos bastante a tocar allá. Ahora estamos como: miremos para acá, hagamos acá. Hay un montón de gente en Rosario, es enorme la ciudad. Hay ganas de generar cosas nuevas y espacios nuevos, con todas las limitaciones, pero hay ganas, de decir: bueno, hacemos nuestra propia frikeada.

 

Ya cuando arrancamos, y ahora más que en ninguna otra época, hay un amor por el lugar en el que estamos. Estamos muy rosarinos. De hecho cortamos bastante con querer ir a Buenos Aires. Estamos hablando más de girar a nivel federal. (Nico)

 

N: Eso nos metió muchísimo acá, entender esa invisibilidad que a nivel nacional sucede... Todo lo que está pasando a nivel histórico en Rosario va a quedar incluso en la nada para varios rosarinos, tal vez para la mayoría. Y hay un grupo que está saliendo y buscando cosas. Esos lo van a recordar, y nos vamos a modificar mutuamente. Nos interesa eso. El que estuvo pillo y salió a la calle porque se animó y cayó a un recital, a una lectura de poesía, le van a pasar cositas, y vamos a estar hablando en el mismo lenguaje, de las mismas cosas. También la globalización, el capitalismo, creó una noción de que las cosas tienen que ser así tan avasallantes, la industria entrando a tu hogar, pateando tu pantalla, entrandoté en una publicidad. Para mí, el arte es modificarte con los propios de tu aldea, cantarle al mismo río, a las mismas plazas.

M: La comunidad es anticapitalista. La comunidad más chica, el que está al lado tuyo, tu vecino, tu vecina, tus amigues, la gente con la que te ves todos los días. Si empezamos a poner el foco en eso, y dejamos de mirar qué está pasando en el resto del mundo tan minuto a minuto... Ese minuto a minuto, de estar todo el tiempo al tanto de todo, te impide pensar en tu comunidad. Eso, volver a ser los juglares de la comunidad.

 

 

 

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