Entrevista

Bifes con Ensalada: un viaje al Jardín de la imaginación

MÚSICA
9 de agosto de 2025

Por Bernardo Maison

 

Bifes con Ensalada es una creación de Agustín Reyna –músico, compositor, gestor cultural y docente rosarino– que ahora, según cuenta, está mutando a un proyecto más colectivo junto a sus compañeros de grupo.

Las canciones del primer disco “Jardín de la imaginación” empezaron a pergeñarse en la soledad de su habitación cuando arreciaba la pandemia. Luego fueron puestas a consideración de quienes hoy son sus amigos: el productor Martín Valci y Coti Sheridan, tecladista, sintetizador y corista de la banda.

Con sonidos provenientes del universo del rock, neosoul, R&B y pop experimental, el músico editó un álbum que bucea en preguntas existenciales e identitarias: la soledad, el amor no correspondido, la amistad, la sexualidad y los vínculos.

En esta nota, Bifes habla del crecimiento en una familia militar y de sus conocimientos sobre composición y producción musical, comparte su opinión sobre la escena artística de la ciudad y cuenta cómo impactó en sus padres la identidad suya y de su hermana. “Para mí siempre fue muy complicado porque yo soy completamente antimilicos. Mi hermano mayor también es militar. Soy el hijo del medio. Tengo una hermana trans, mi hermana menor. Yo soy trolo, así que imagínate, fue toda una búsqueda de la identidad. Todo eso también está en el disco”.

Prince, Bowie, Saint Vincent o Caroline Polachek lo influyen tanto como le sirven para poder pensar las formas de hacer arte. “Suelo consumir artistas multifacéticos en términos performáticos”, dice. “No se trata de buscar una verdad, porque al mismo tiempo el recorrido te pega un cachetazo y te dice, no existe la verdad. Lo que estás buscando en realidad es una experiencia, estás intentando indagar sobre un pensamiento”.

Habiendo empezado a componer canciones a sus 16 años, y luego de pasar por una banda que se armó a través de un grupo de Facebook, Bifes inauguró su proyecto en 2019. “Cuando estábamos por dar el segundo show en marzo de 2020 llega la pandemia. En el encierro empecé a aprender a producirme, a grabar guitarras, a grabar baterías, a microfonear, esas cosas”.

Cuenta que la banda se mantiene igual desde hace cuatro años y que ahora las cosas van a cambiar. “El disco se concibió como un proyecto solista y es el único que va a ser así, porque la modalidad de la banda cambió. Yo les dije, “no soy más Bifes, Bifes vamos a ser todos”. Para mí fue un alivio muy grande porque sentía que no podía más sostener el proyecto solo. Ser un artista independiente en este contexto, si no tenés guita, es muy difícil. Me dijeron "queremos hacer esta línea que vos estabas haciendo, vamos a sumarnos y vamos juntos”. Eso es impagable, me considero muy afortunado”.

 

 

¿Con qué edad te agarró el encierro de la pandemia?

Yo tengo 27, así que tenía 22.

Te lo pregunto porque a muchos chicos, quizás más chicos en edad, el encierro lo usaron para adquirir conocimientos a través de las plataformas, con tutoriales sobre muchas cosas, en música, cómo manejar programas de edición, etc...

Después de la pandemia, de repente todo el mundo es artista. Es re loco. El otro día hablaba esto con amigos, la rapidez de la gente al querer las cosas: quiero un disco ya, quiero una canción. Una persona le mandó a un amigo músico que quería grabar un disco, así, de la nada. Y esa persona le dice “no sé qué quiero hacer, no sé qué quiero grabar, quiero hacer un disco”. Ahora está esa cosa de que todo el mundo quiere ser algo, pero no quiere recorrer el camino para llegar a serlo. Me invitaron a ser jurado en un concurso y yo pensaba: “ser músico de la escena under es pasarla para el orto un montón de tiempo”, la experiencia viene con el hacer, digamos, con el tocar en vivo, con animarse.

¿Por qué decís pasar vergüenza?

Porque uno tiene vergüenza las primeras veces. Al menos yo tengo vergüenza siempre. Por la exposición que siginifica ser artista, uno se abre mucho. Te tenés que curtir, y veo que muchas personas de repente dicen "soy artista”. En realidad, es fácil decirlo, pero ni yo me animo a decir que soy artista.

Indudablemente esa persona se sintió habilitada para lanzarse, quizás lo influyeron otras personas, puede que esté copiando o se contagió de otros artistas que le dieron esa patada. Puede verse como positivo también.

De la pandemia lo que estuvo bueno es eso principalmente. La música pasó a ser como un sostén de las personas. Estaba la música en los hogares, en las casas. Todo el mundo encontró ese lenguaje en común. La gente empezó a pagar publicidad de las canciones que componían en sus casas y las subían, empezaron a grabar discos en sus casas.

Osea, no te gusta que no se haga el recorrido de músico y sentir que podés salir con un disco sin haber tocado nunca nada...

Yo creo que este disco me lo enseñó eso. Cinco años tardó este disco. Muchas veces quiero hacer esto ya. Viene una idea y la tengo que hacer ya, necesito materializarla porque se va a perder. Se siente ese esa cosa, como que te corre algo.

De la urgencia, de retratar todo. La instantaneidad de la story aplicada a lo demás…

Sí, o el "short". También veo algo muy nocivo, me pasa y peleo contra eso. Lo sufro todos los días. Cuando entras por ejemplo a YouTube tenés los shorts, lo primero que te aparecen. Ya no te aparecen videos. Una vez que entrás en esa te metiste en una espiral que a veces es muy difícil salir.

Si te distrajiste se te pasaron dos horas…

Bueno, a mí me costó mucho. Luché mientras hice este disco con esas cosas, con poder concentrarme y direccionar la energía para terminar de cerrar las ideas. Tenés que estar muy seguro de lo que querés hacer: quiero que la canción sea esto, quiero que la letra diga esto, los sonidos que se tienen que cuidar.

 

 

 

¿Antes de empezar a hacerlo se te vino una imagen general de lo que querías o lo fuiste buceando y encontrando?

No, lo fui lo fui encontrando, este disco encontró su significado solo, con el tiempo. Empezaron a ser canciones sueltas. Pero algo había en el lenguaje, en las palabras; el tiempo, la existencia, la experiencia de amar de diferentes maneras, la identidad. Creo que es algo de la pandemia eso, el intentar redescubrirse. Este disco tiene mucho eso, el re-redescubrimiento. ¿Qué quiero hacer? ¿Por qué hago música? Me di cuenta que sin mis amigos, que son las personas que integran el proyecto, no podría hacer esto que hago ahora. Este disco no hubiese salido si no fuera por todas las personas que me acompañaron en el proceso.

Abonando a esto que decís, de estar solo en un cuarto y tener que apelar a algo para sentirse acompañado, eso fue sin duda la imaginación en tu caso. El disco se llama “Jardín de la Imaginación”.

Sí, porque el jardín de la imaginación fue mi habitación, es el lugar en donde yo me sentía solo, pero al mismo tiempo me sentía bien estando solo y pude crear esas ideas, esas preguntas. Y después se fue expandiendo hacia otras ideas como el amor, la existencia, la duda, el querer morirse, el querer vivir, lo que te gusta y lo que no, la sexualidad, la identidad. No tenía una explicación inicialmente el disco y se fueron juntando como rompecabezas las canciones. Fue un laburo en el que me ayudaron mucho mis amigos: Martín Valci (el productor) y Coti Sheridan (tecladista, sintetizador y corista de la banda)

¿Les ibas mostrando tema a tema o una vez que tuviste las canciones cerraditas, las pusiste a disposición de ellos para que entraran a tu jardín de la imaginación?

La mayoría de las canciones estaban en mi casa, tenía una maqueta bastante fea, era hasta donde yo sabía producir, después pasaba al estudio. En ese proceso de tener que maquetar mis temas aprendo un montón, todo el tiempo, lo sigo haciendo. Escucho maquetas de antes y de ahora y digo… “qué horrible”.

¿Qué cambia ahí? ¿El conocimiento del uso de los programas?

Sí, la repetición de usar esas herramientas, se llaman DAW (Digital Audio Workstation). El programa que yo uso es Ableton. El Ableton es un DAW, el Cubase es un DAW. Yo en realidad empecé con Cubase, después en pandemia me pasé un poquito a Reaper y después me pasé a Ableton.

Esas herramientas tecnológicas a disposición, en cuánto sepas usarlas o no, tocar más o menos perillas, te modifican la música…

Eso es muy loco también. Con este disco experimenté el producir, el componer canciones sin instrumentos. Un camino que me interesaba mucho descubrir ¿Cómo hago para componer una canción sin instrumentos? Porque la mayoría de las canciones están compuestas desde la guitarra en este disco. Y en la producción se cambiaron un montón de cosas, la guitarra deja de ser central y aparecen teclas o voces. El disco tiene muchas guitarras. Yo quería que sea un disco de rock, de rock medio clásico de guitarra distorsionada, pero también tiene esa cosa e R&B, de Rhodes, esa cosa medio estéreo, medio aireada, va mutando mucho el disco. Al mismo tiempo tiene algo de lo digital, de la distorsión de las voces, la utilización del sample. Como el trabajo que hacía Cerati pero desde la PC, de repente grababa una idea melódica y sampleaba un pedacito y bueno, ahí nacía un verso, un estribillo.

¿Te valés de tutoriales o es solo prueba y error al tocar?

Me re valgo de tutoriales. Bah, no tanto, me da un poco de paja, no te voy a mentir. Soy autodidacta y eso me juega en contra. Muchas veces me da mucha paja, me gusta indagar, me gusta ver lo crudo y lo primero que me gusta respetar esa idea. Si me gusta lo mantengo, también soy muy autocrítico y digo “uy, esto no sé, hay algo que no me cierra", y lo abandonás y se muere ahí.

Con Martin Valci laburé la primera canción del proyecto que fue Mitad, a partir de ahí nos hicimos muy amigos, es una de las personas más importantes en mi vida, yo le confío mi vida musical. Siento que entendemos nuestro laburo, lo que queremos hacer, llegamos a un lugar. A veces cuesta. No es fácil la convivencia en un estudio, pasar tantas horas con una persona, pero nos pasa que si hay un problema somos pacientes, lo dejamos estar. Lo dejamos reposar y vamos con otra canción. Fuimos dando varias pasadas al disco de la primera canción hasta la última y le fuimos cambiando cositas.

¿No había una banda en un estudio grabando sonidos?

No había una banda. Primero grabábamos las guitarras, por ejemplo, la estructura y arriba de eso le íbamos agregando cosas, cambiándoles arreglos. El disco fue hecho muy orgánico. Los instrumentos están tocados. Las guitarras, las teclas, la batería. Pero fueron grabados en diferentes momentos, no fue que las canciones se grabaron en un día todos los instrumentos juntos. Hay diferentes maneras de producir un disco. Los productores más clásicos te dicen que lo primero que se graba es la batería. Y después grabás el resto. Nosotros fuimos con lo más crudo de las canciones que es la estructura armónica. Grabamos los acordes con una melodía que yo llevaba y ahí íbamos construyendo y decíamos “¿para qué lado lo llevamos?”. La mayoría de las canciones tiene la estructura que originalmente tuvo en las maquetas. El otro día encontré muchas maquetas, tengo ganas de sacar el disco maqueteado. Martín trabajó como si fuera un escultor. El tiene un sintetizador que no tiene teclas, vos lo conectás a un teclado MIDI y tiene un montón de perillas, movés un poquito la perilla y ya te cambia completamente el audio. Fuimos construyendo cada sonido.

 

LA FAMILIA MILITAR Y LA BUSQUEDA DE LA IDENTIDAD

 

¿Te metiste a la música con ese presente que estás describiendo o venís de otra escuela? ¿Te subiste a esta manera de hacer música?

Mi viejo es músico, pero primero es militar, tocaba en la banda militar. Para mí siempre fue muy complicado porque yo soy completamente antimilicos. Mi hermano mayor también es militar.

¿Tenés trato con ellos, seguís el vínculo?

Tengo trato, pero eh…soy el hijo del medio. Tengo una hermana trans, mi hermana menor. Yo soy trolo, así que imaginate mi familia, fue toda una búsqueda de la identidad, eso que también tiene este disco.

Lo notaba en algunas líneas que ahora recuerdo, en esa letra en la que estás tocando y unos nenitos están con la mamá mirando tu show, ven tus tacos…

Esa canción tiene algo de eso, los nenitos miran a esta persona, este personaje que tiene tacos y salen llorando, salen corriendo a llorar con su papá, un poco esa imagen al rechazo ¿no?

Rechazo o aceptación o miedo o asomarse. A eso que es distinto…

Exactamente, eso es parte de la búsqueda de este disco.

Lo sentiste muy identitario con respecto a vos al disco.

Muy identitario, igual hablo bastante con metáforas, no me identifica 100%, no soy yo, sino que es un personaje que toma diferentes formas, el disco pasa por esos lugares, en donde el amor es muy fuerte, la soledad, el amar mucho a alguien y no ser correspondido.

¿Bifes con Ensalada es un personaje que creaste? Muchos músicos y artistas piensan estás ideas: si hay verdad arriba del escenario, si es pura ficción, un montaje, una proyección. Yo creo que hay proyección en todo aquel que se sube a un escenario, pero algunos músicos dirán, "no, soy yo, tal cual me muestro”, y otros todo lo contrario, el concepto Bowie (para resumir rápidamente), o Prince.

Bueno, Prince y Bowie me gustan mucho. Suelo consumir artistas multifacéticos en términos performáticos. Me gusta mucho Saint Vincent. Me gusta Caroline Polachek. Es una artista bastante joven, es como la vanguardia para mí, tipo una Björk. Björk también me gusta mucho.

¿Y a través de esa ficcionalización o montaje buscar llegar a una verdad? 

Tampoco es buscar una verdad, porque al mismo tiempo el recorrido te pega un cachetazo y te dice, "no existe la verdad". Lo que estás buscando en realidad es una experiencia, estás intentando indagar sobre un pensamiento. Por ejemplo, eso está en esta canción que está sonando ahora (NdR: en la nota en vivo en el programa La Canción del País suena de fondo Las Trampas) indaga en el existencialismo, en querer existir, cuando una persona no tiene ganas de vivir… bueno, ¿qué pasa en ese momento? ¿por qué pasa eso? Obvio que hay experiencia, pero no se escribe solo desde ese lugar: “lo voy a escribir porque me pasó esto”. Sino pensando en ese sentimiento, en cómo se siente una persona que se quiere morir. Es experiencia personal y también es ficción. “Jardín de la Imaginación” es una una mezcla de un montón de pensamientos muy dramáticos, está todo bastante dramatizado.

¿Hacés música en la búsqueda de esto que me estás mencionando sobre la imaginación y el arte o conectado también a un por qué situado en Rosario, en la escena?

Me estoy preguntando mucho qué sentido tiene hacer música acá, y la respuesta la encuentro mirando a las personas con las que toco. Por ejemplo en el ensayo de hoy, se disfruta ese compartir con otros artistas. Los coros son Agustín Pérez, Juana Maigagán y Pegu Caraballada. Compartí con ellos en diferentes ámbitos de la música y son personas que no son parte formal de la banda, pero se genera una conexión musical que es medio inexplicable. Muchas veces te preguntás ¿cómo vivo? Porque hacer música no te da plata. No podés vivir económicamente haciendo música. Y eso pega mucho, decís "gasto una banda de tiempo, energía mental, física”. Pero cuando lo estás haciendo algo pasa, te empuja...y lo seguís haciendo. Es lo que me hace bien, lo que construye mi vida, mis vínculos.

Claro, y aparte tendrás otro trabajo…no sé si en la música.

Soy profe de música. Muchas veces reniego de eso. Doy canto, vivo del arte porque laburo con una banda y también gano dinero con eso. Este año me cayó un laburo temporal hasta diciembre.

Muchos músicos prefieren eso, trabajar dentro del campo de lo musical, porque se podría sacar discos y trabajar de tachero, en un kiosco o ser abogado, o médico. Acá es muy difícil, en esta escala, es una pregunta histórica.

De eso también se habla mucho acá en Rosario ¿qué hago? ¿qué hacemos? ¿nos vamos a vivir a Buenos Aires? Yo lo relaciono mucho con esa cosa de pegarla. Es algo que me sigo preguntando todo el tiempo, pegarla es sacar un disco para mí. Fue un trabajo enorme. Presentar el disco es pegarla. Sí hay algo para que siga esa búsqueda, superarme cada vez, ahora por ejemplo voy a bailar en el show, nunca en mi vida bailé.

¿Te felicitaron tu padre militar por la salida del disco?

Sí, yo creo que están re orgullosos. Mis viejos me re bancan. Yo soy como el primer artista de la familia, mi viejo siempre fue músico cesionista y arreglador, pero no compositor. Y para mí eso es un logro, qué sé yo.

¿Dentro de la familia militar puede haber líneas progresistas o es imposible?

Sí, puede haber, pero bueno, en mi caso lamentab…. son más conservadores. Mi vieja es Evangélica también. Creo que eso influyó mucho en la creación de este disco. La mayoría de las personas no lo saben, no conocen mi vida privada. Con el tiempo me di cuenta que eso influye mucho en la manera en que hago música, influye en la manera en que me paro, en la que vivo.

¿Sentís que estás contestando un poco a esa historia personal, familiar?

Sí, sí, re…mucho, mucho. Lo sigo haciendo, cada cosa que hago es un poco eso, revelarme contra mí mismo también, me paro ahí e indago en qué quiero ser, en cómo me quiero ver. Y me gusta ese camino, me divierto, me enseña cosas.

La nota familiar progresista podría ser que les gustaba escuchar música o tocar música.

Mis dos padres, dentro de esa cuestión conservadora tienen su cosa progresista, conozco casos perores. Hay familias peores (risas). Siempre hay algo, la familia no se elige y bueno, cada persona tiene su recorrido y tiene que pasar por esa experiencia.

¿Te bancaron de entrada en tu familia? ¿Empezaste de chiquito a hacer música?

No, empecé a los quince, me metí en un grupo de Facebook que se llama “Armá tu banda”. Y encontré tres pibes que estaban buscando cantante. Les mandé un mensaje: "che, yo canto." Queríamos armar una bandita. Yo le dije a mi vieja que me iba a otro lugar y me fui a una sala de ensayo en zona oeste, me tomé un bondi y me fui solo. Todos los martes iba. Yo soy de barrio Rucci, en zona norte, viví toda mi vida enfrente a la iglesia del Padre Ignacio. Y ahí tuve mi primer banda, el guitarrista que toca en Bifes, Bruno, estaba en esa banda.

Ah, mirá qué bueno, siguen juntos. ¿Cómo se llamaba la banda?

Se llamaba Alternados. Hacíamos covers de los Red Hot, que encima nunca fui hiper fanático de los Red Hot, pero yo iba a cantar, quería cantar. Había canciones de otro cantante que habían tenido. En un momento empecé a laburar de mozo para comprarme una viola, aunque ya tenía una guitarra criolla que dejó tirada mi hermano en el placard y yo se la chorié y la hice mía, la convertí, fue mi guitarra criolla hasta hace unos años que la llevé a una escuela y me la rompió un alumno.

¿Te inspiró alguien, algún artista? ¿En algún momento dijiste “quiero ser como esta persona o lo que me está pasando es porque vi esto”? ¿Qué consumías ahí?

Desde muy chiquito me gustaba cantar. Me acuerdo que yo le decía a mi vieja, "Ma, quiero que me escuches cantar”, quiero que me mire. Y después uno se pregunta ¿qué es esa atención que se quiere recibir? ¿con qué se relaciona? Después siguió esa cosa, pero ya va cambiando, no es una cuestión de querer que te miren.

¿Van a tus conciertos tus viejos?

Han ido, sí, no van siempre,

¿Te vieron montado o montada?

Sí, me han visto. Mi papá me ha dicho (imposta la voz) “¿por qué te pintas las uñas?” (carcajada) Le digo Pa: “no rompás los huevos”. Hay ideas que todavía hay que romper, que pegan muy adentro. Hay gente que la libre expresión de las otras personas les incomoda, pega un poco en lo personal.

Siendo un familiar es más complejo que cuando vas a ver un artista desconocido…

A mi me pasó con mi hermana trans. Yo ya era re trolo, imagínate, había tenido dos novios. Es reconocer que tenía una hermana y un hermano. Tiene 21. Ella me enseñó mucho lo que es la expresión, el querer buscar una identidad, el querer ser. Desde la vestimenta hasta la manera de ser. Al principio no me entraba en la cabeza, era como “bueno, pará, se llama Stacy, no Santiago. Tengo que llamarla por su nombre”. Mi hermana jugaba con muñecas cuando era chiquitita. O sea, mis viejos le compraban muñecas. Le alimentaban esa idea, me lo acuerdo, está bueno, de repente siendo militar, conservadores, algo pasaba. Una relación que tenían ellos con mi hermana. Y yo lo mío en secreto lo dejaba estar, hasta que se enteraron que tenía novio y tuve que contar. Mi viejo le había dicho a mi hermana que no quería travestis en mi casa. Yo fui y le dije, "Ma, la verdad que no me gusta para nada lo que le dicen a Santi (en ese momento). Yo soy gay…y tengo un novio". Mi mamá me dijo “¿quee?... bueno, mañana vamos a la iglesia” (risas). Y yo: “déjame dormir”.

Todas juntas le llegaron, tu hermana y vos le tiraron todas juntas.

Todas juntas, ahí empezó una batalla bastante ardua con mi vieja, fue su camino de transformación a la aceptación de la identidad de sus hijos. Y ha crecido mucho, creo que ha aceptado y ha asumido. Y está re bueno acompañar en esos procesos, la música también te acompaña.

 


EN VIVO. Bifes con Ensalada presenta su disco Jardin de la Imaginación este sábado 9 de agosto en Galpón 11 a las 21hs.

 

 

 

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