Un viaje de vuelta a la raíz

Entrevistas
15 de noviembre de 2012

Cantante y apasionada, Aimé Painé fue una de las primeras difusoras de la cultura mapuche durante los años 70` y 80`. Cristina Rafanelli, periodista, escritora y docente quien además fue su amiga editó el libro “Aimé Painé, la voz del pueblo mapuche”.



txt: Lara Pellegrini

No conocía la casa natal. No conocía a su madre. No conocía a su padre, ni a sus abuelas; ni a los árboles entre los que podría haber jugado de niña. Tampoco sabía de la sombra sagrada de la araucaria, ni del vuelo de los chimangos. Del chasquido de las cascahuillas y del sonido hondo del kultrún nada recordaba. No tenía memorias de familia en la fría noche del sur, ni historias de dioses y brujos aún que contarles a sus nietos; no conocía el viento cordillerano y nunca había abrazado el sol desde tan cerca; pero cuando llegó, Aimé Painé supo que volvía.

Volvió a su tierra natal, luego de más de dos décadas de distancia. Ingeniero Huergo, provincia de Río Negro.  Había vivido en Mar del Plata hasta entonces, con una familia adoptiva. Abandonada por su madre de pequeña, la alejaron de su padre y la llevaron a vivir al otro lado. En dirección este. Al punto opuesto de la geografía. Allá dónde el mar, de tan llano, se deja ver. Aimé Painé era mapuche y un día la historia le ardió tanto que tuvo que bebérsela entera.

“Ella tiene una historia de desarraigo muy fuerte. Fue quitada de su padre, de Ingeniero Huergo, abandonada por su madre y criada en un colegio de monjas. Creo que la historia de Aimé fue una vuelta a las raíces. Ella hace todo un proceso, vuelve a su pueblo natal y a su padre lo conoce cuando tiene veintipico de años”, contó Cristina Rafanelli en charla con De Ushuaia a La Quiaca. Rafanelli es periodista, escritora y docente. Fue amiga de Aimé Painé y el año pasado editó el libro “Aimé Painé, la voz del pueblo mapuche”. Biografía de una mujer orgullosa de sus raíces.

Aimé Painé cantaba. Descubrió su pasión por la música participando de los coros religiosos de su escuela. Estudió guitarra y canto y se convirtió en una de las principales difusoras de la cultura mapuche en el país y en el mundo. “Para entender el trabajo de Aimé hay que entender el contexto histórico-social: ella trabajó durante la época de la dictadura y fue la primera en vestirse a la usanza mapuche. A partir de la derrota, las abuelas comenzaron a no enseñar la lengua a sus hijos ni a sus nietos, a guardar todo para poder sobrevivir;  encima se estaba viviendo un proceso de dictadura, por lo tanto nadie hablaba la lengua, el pueblo mapuche estaba  invisible. El panorama de la época de Painé no es como el actual que tenés un montón de gente trabajando, comunidades organizadas y gente joven que sabe la lengua”, reflexionó Rafanelli y enfatizó el valor del trabajo de difusión de la cultura mapuche que realizó Aimé Painé considerando que todos los logros que obtuvieron los pueblos originarios en materia de derechos y reconocimiento se materializaron recién en los últimos años.  “La realidad de ella fue muy diferente, Aimé no conoció siquiera la bandera mapuche”, agregó la periodista. La bandera mapuche fue creada y reconocida en 1990, 3 años después de la muerte de la cantante.

El año pasado estuvo de visita la poeta mapuche Liliana Ancalao y nos hablaba en relación a la lengua, cómo fue volver a ella, investigar, porque se había perdido…

Aimé trabajaba para la difusión de la lengua, de la cultura. El primer recital que yo veo de Aimé ella salía vestida de mapuche pero después agarraba la guitarra y hacia temas de Di Fulvio. Con el tiempo va dejando la guitarra y ya sus recitales son difusión, difusión. Ella hablaba mucho con los niños de las escuelas, los reunía y les preguntaba los apellidos, siempre en el sur hay nombres mapuches. Yo desde que publiqué el libro, el libro va recorriendo el camino que hizo Aimé y donde voy siempre me encuentro con esos chicos que ella hablaba; ahora son grandes, ahora están trabajando en sus comunidades, hablan la lengua. Lo que se ve es que no estaba tan equivocada, ella sabía que en los chicos está el futuro del pueblo, todos los chicos con los que ella hablaba hoy están haciendo algo por su cultura. Ahora estoy trabajando en una segunda edición del libro que recopila estas experiencias, de todo lo que viví después de haber sacado el libro.

Me imagino que las instituciones no la invitaban en época de dictadura a dar charlas...

Si la invitaban pero era muy todo a pulmón por eso no grabó discos. Lo único que se tiene de Aimé son grabaciones muy caseras, hechas con los grabadores que había en esa época.  Todo en cassette, todavía no existía ni el CD.

Aimé murió a los 44 años, ¿en toda esa ultima época se la pasaba viajando y llevando su cultura?

Sí, muy a pulmón, en espacios de cultura, entidades privadas, ha hecho un trabajo de hormiga, no había cable, sólo cuatro canales de aire manejados por militares, por eso no hay un DVD de Aimé Painé, no hay un CD.

Qué bueno que estén esos registros de las charlas de los 80…

Son todos registros en cassette que hay que digitalizar, habría que ver quienes son los que tienen material para digitalizarlo. Creo que yo cuando decidí hacer este libro, lo decidí por eso, sino Aimé hubiera quedado en el olvido. En este momento a cualquier cantante le resulta mucho mas fácil grabar, subir videos a Youtube, que la gente te vea, hay muchas mas herramientas. A veces nos cuesta entender como era antes a como es ahora…

Además de reconocer a los pueblos originarios simbólicamente no hay que olvidar sus condiciones materiales, su relación con la tierra, su vida cotidiana…

No, por supuesto. Cuando el mapuche habla de recuperar sus tierras no habla desde la propiedad , es como esa relación de respecto a la tierra. Creo que todos tendríamos que aprender mucho de los pueblos originarios; en vez de eso se los ha matado, sometido, desvalorizado. Cuando Aimé aparece había vergüenza de ser indio, ella lo que hace es recuperar el orgullo de ser indio.
 

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