Franco Luciani: diez años de armónica

Entrevistas
11 de noviembre de 2012

Franco Luciani cumplió diez años con la armónica y la música popular y lo está celebrando con la presentación de dos discos mellizos, uno de tango y otro de folklore. En charla con De Ushuaia a La Quiaca, el músico rememoró  sus comienzos como percusionista y su paso al instrumento del que ya es referente. Además reflexionó sobre el lugar de la armónica en el folklore y el tango argentino, adjudicándole una sonoridad propia y reconocida en el mundo.



Franco Luciani nació en Rosario en el año '81 y supo desde chico que la música era lo suyo. Lo más suyo. Fue así que comenzó a estudiar con apenas 8 años en la Escuela Municipal de Música, quizá jugando, quizá intuyendo algo, poco. Sus incursiones del momento rondaban la batería y la percusión y al parecer el pibe era bueno. Facilidad, constancia y pasión,  tres puntos a favor. Ya para los 14, Franco tenía muy claro que la música era el camino y siguió. Siendo un adolescente tocaba con músicos que por entonces también perfilaban a ser los destacados de su generación en la ciudad, como Marcelo Stenta y Martín Neri. Estudió en la Escuela Provincial de Música y en la Universidad Nacional de Rosario, se recibió de maestro e hizo de la música su modo de vida.

En la carrera de percusión clásica que se dicta en la UNR ningún alumno debería tener la necesidad de pedir en la biblioteca todos los apuntes de flauta traversa. Ningún docente iba a exigir semejante conocimiento y manejo del instrumento de viento, ni tampoco aparecía en el programa académico tal requerimiento. Franco Luciani, sin embargo, cuando pedía los apuntes para timbales también pedía los de flauta y así comenzó a estudiar armónica. Suena incoherente, pero no lo es.  Apuntes de armónica no había y la flauta comparte con aquella la clave de sol. Además, Franco tenía muchas ganas de tocar. De manera autodidacta dio sus primeras bocanadas de aire. Apenas comenzaba su historia con el instrumento y aún ni se imaginaba que hoy estarían celebrando diez años juntos.

Dicen que entre tambores y platillos, Franco Luciani sacaba la armónica y medio a escondidas, medio a propósito, hacía sonar melodías que ya cargadas con el lamento negro del blues, rechinaban a pampa y nostalgia.  En algún ensayo o entre bambalinas, nunca faltaba el tronar lejano de su pequeña compañera, que hasta entonces apenas era una pregunta, una posibilidad, o nada de eso. Un día sus compañeros de banda le ofrecieron dejar las baquetas por un rato y participar tocando algunos temas con la armónica, a modo de yapa, de plus. Fue una buena idea sin duda. El público respondía muy bien ante la rareza y el talento del percusionista-armoniquista y Franco pudo encontrarse con él y su instrumento desde otro lugar. Ya eran inseparables. Un día se plantó y aclaró los tantos: lo suyo era la armónica.

Comenzó allí la otra vida de Franco Luciani. Empezaba el siglo veintiuno y la música popular argentina y latinoamericana se encontraba sorpresivamente con una nueva voz en el desierto. En 2002 Luciani obtuvo el Premio Revelación del Festival de Cosquín y esa fue la bisagra. A partir de entonces, grabó siete discos -entre ellos los dos últimos, mellizos: Franco Luciani Tango Trío y Grupo Folklore Franco Luciani-, ganó numerosos premios y se consolidó como uno de los grandes armoniquistas del folklore argentino, luego de la fuerte marca que dejó Hugo Díaz, aportando a reforzar el interesante lugar que ocupa el instrumento en las tímbricas populares del país y a afianzarlo como propuesta estética y de estudio. El folklore argentino –y en esa categoría se incluye también al tango- se encargó de gestar una manera de ejecutar la armónica que le es propia. Que no es blues ni bossa nova, es milonga, es chacarera y es gato. Es música popular, señores, que siempre bien recibe a los continuadores.


¿Te pusiste a rememorar ahora que se cumplieron diez años de la revelación? ¿Estos discos lo notas como una etapa de conclusión?

Yo miro atrás de estos 10 años  y m pregunto si realmente pasaron 10 años, porque a veces parece tan cercano. Y por otro lado, me pongo a mirar para atrás y veo todo lo que sucedió, y me pregunto si realmente pasaron 10 años,  pero no como poco sino como mucho. Creo que por todo lo que pasó ha sido poco, por todo lo que entró en esos 10 años. Yo hace 10 años me definía con la armónica. Lo que se junto no sólo fue el comienzo de mi carrera sino también la definición con un instrumento. Si bien venía desde un poquito antes del 2002 porque tuve un periodo de preparación, pero yo hasta ese tiempo venía con la batería y la percusión. Empecé de muy pibe, en la Municipal con el maestro Maenza, tenía 8 o 9 años; y ya a mediados de mi secundaria, ya había apuntado mi horizonte como músico. Estaba seguro cuando ya tenia 14 años que mi camino iba a ser la música, una decisión así ayuda mucho.

Fue una época súper fructífera entonces, trabajaste mucho también...

Me estaba dedicando a mi labor con la percusión, pero encuentro la armónica y empiezo a ver que los músico con los que  yo estaba tocando como baterista y percusionista veían que yo me metía por algún rincón a tocar la armónica y paraban la oreja y yo lo hacia medio escondiéndome pero en verdad lo que sucedía era que les gustaba. Ya ahí empezaron las primeros experiencias, donde yo era baterista y percusionista y tocaba uno o dos temas con la armónica. La gente destacaba mucho mi trabajo con los tambores y los platillos, pero mas destacaba el tema de la armónica, eso me empezó a hacer ruido, y mi viejo también siempre tuvo que  ver, me decía que tenía facilidad. Además, yo ya venia de manera clandestina estudiando. Cuando iba a la biblioteca de la Siberia pedía lo que me habían encargado los profes y pedía de manera clandestina la carpeta de flauta, porque se lee en la misma clave. Ahí estudié por mi cuenta y hubo un momento en el 2001 que quise tomar el gran salto. ¡Yo venia sentado a tras de la batería y no decía ni a! A partir de ahí hice el pre-Cosquín, lo gané, después salí  revelación en el 2002 y ahí fue como la gota que rebalsó el vaso, ese fue maso el proceso que me llevó a definirme por la armónica

También creo q viniste a llenar en la música un lugar medio vacío, por algo toda la critica especializada encontró una referencia en Hugo Díaz. No había un referente de ese modo en la actualidad…

Es algo que me lo dicen muchos, y para mi es muy valioso, es un honor. La realidad es que nosotros tenemos un sonido muy argentino en la armónica, tanto en el folklore como en el tango, y en eso tiene mucho que ver la escuela de Hugo Díaz. Las grabaciones de Hugo Díaz estuvieron siempre, lo que pasa es que es distinto cuando hay alguien en el presente. Es distinto que alguien este tocando, que se lo vea en la tele, en la radio, que se lo pueda ver en vivo.
Es muy lindo porque va teniendo un crecimiento, se va viendo, es increíble. Increíble en la medida que tiene que ser, acá no pretende ser una explosión, sino en el lugar que ocupa, está creciendo muchísimo, en la escuela de música popular de Avellaneda  está la catedra de armónica hace muy poco tiempo por ejemplo. La armónica empieza a institucionalizarse.

¿Cómo fue la idea de hacer estos dos discos?

Estos son dos proyectos que tienen total actividad y van paralelos, y son los proyectos que yo vengo defendiendo desde hace más tiempo. Estos dos proyectos tienen vida propia desde hace años, y por eso yo constantemente estoy haciendo repertorio, entonces a la hora de grabar me encontré con repertorio para ambos y con una disyuntiva: ¿grabo esto ahora y el otro el año que viene? ¿y porqué no mejor este el año que viene? Entonces dije ¿que hago? Hace 10 años fue lo de la revelación de Cosquín y es una manera de recordar eso, son diez años de carrera. Juntando todo eso sobre la mesa dije me parece que es el momento de hacer una edición así.

¿Tuviste que separar la capacidad de pensar los arreglos? ¿Los grabaste a la par?

Los proyectos tienen vida propia y están a la par. En la grafica están hermanados, son dos discos diferentes, pero se nota que es una misma edición, entonces me pareció que era bueno eso, que nazca así de la grabación, se grabó todo en el mismo periodo, con diferencia de un mes.

¿Cuándo compones los temas, pensás que tenés que dejar de lado algunos yeites que son más para el folklore para meterte en  la atmosfera del tango  o es algo compartido?

Sí, es algo que hay que tener en cuenta, el uso de la armónica es diferente. Son lenguajes diferentes que están unidos por un montón de cosas, pero también hay que ser justos con el folklore, porque nosotros separamos tango y folklore pero el folklore puede incluir algo andino y algo litoral y también son paisajes totalmente diferentes. El folklore es un mundo, y es un mundo también lo que haces dentro de un género, y a su vez, hay distintos estilos en el tango, hay distintas etapas históricas en el tango, cada momento tuvo su lenguaje, es todo un trabajo.

Hay una relación con el presente, con lo epocal, ¿cuándo te pones a componer, tratas de situarte en un terreno actual o no hay problema que haya referencia a cosas que pasaron?

Yo creo que es un poco de todo, te diré que hacer una reproducción es lo más difícil aunque parezca lo más fácil. Porque uno tienen que saber las cosas se hacen en el momento en que está uno, tiene  que ver con la música que uno escucha;  mi muisca es el tango y el folklore, pero hay muchas músicas que pasan por mi vida  y uno no tiene que descuidar el lenguaje. Pero en el fondo es inevitable que uno no se sienta influenciado por todo lo que nutre. Las milongas de Yupanqui no eran las mima que las de Gabino Ezeiza  porque habían pasado 60 años,  yo creo que es interesante. Uno escucha otras músicas, primero hay que tener el cuidado y tener los elementos, pero a partir de que comienza la música, es cuando hay que dejar fluir.
 

Escuchá la nota!




 




Txt Lara Pellegrini. Entrevista Bernardo Maison

 

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