Chamamé: Entrevista a Enrique Piñeyro.

Entrevistas
20 de octubre de 2012



Por Lara Pellegrini

Quien dice no conocer Kilómetro 11, definitivamente miente. Aunque sea de lejos, la melodía resuena en algún rincón de la memoria. Siempre hay un padre, un abuelo, un tío, una radio vieja o un programa de entretenimiento bailable que nos recuerda algunas de esas cosas que conocemos como cultura popular. Ese es el legado de las melodías que se quedan en el gesto cotidiano y dejan ya de pertenecer a alguien para pulular en el viento, y que de alguna manera, más o menos cercana, las sentimos propias. Pese a que parezca que nada tenemos de aquello y aunque sea por oposición, todos hacemos algo con esas tramas. Las atravesamos.

El 19 de septiembre pasado alzamos nuestra copa en honor al chamamé. La cuestión es que desde el año 2009 el Día del Chamamé es fiesta nacional. Ese mismo día pero de 1974 fallecía Mario del Tránsito Cocomarola, legendario artista correntino homenajeado con esta celebración y autor del clásico de los clásicos, Kilómetro 11, entre otros tantos miles.

Los correntinos por su lado, no perdieron tanto el tiempo y ya venían festejando desde el año siguiente a la muerte del chamamecero. Desde 1975 se festeja el Día del Chamamé a nivel provincial y es ley. En 1998 la cosa avanza y el gobierno de la provincia de Corrientes dispone que todos los niveles del sistema educativo de la provincia debían contar con la enseñanza del chamamé: de su música, su canto, su danza y su historia. Parece que en Corrientes no hay niñito que no sepa agitar a una moza al ritmo del acordeón. Seguramente por eso Corrientes tiene payé. Más acá y en 2009, desde la cúpula de las cúpulas se declaró que el chamamé era patrimonio de todos los argentinos y a partir de ese día entonces festejamos el Día Nacional del Chamamé.

Todo esto nos lo contó el profesor Enrique Piñeyro, correntino y estudioso del género, que además de tener un arsenal de libros publicados sobre la cultura chamamecera, es un apasionado investigador y tiene una respuesta para todas nuestras dudas. En charla con De Ushuaia a La Quiaca, Piñeyro habló sobre el origen del chamamé, sus raíces mixtas, los jesuitas y los guaraníes, la música, el canto y la danza, los grandes exponentes del género y los 27 tipos de zapucay que existen. Una entrevista de las que no hay que dejar de repasar.

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Todas estas leyes dan cuenta de una panorama alentador en el sentido que desde el estado se ha reconocido a una música que se gano ese espacio y que desde un comienzo no lo tenia… ¿le costó mucho, no?

Le costó mucho, sí. El chamamé como música popular nacida desde la raíces de nuestra tierra correntina tuvo un área de cobertura enseguida, a través de los distintas fórmulas que se crearon para un exilio que era para el trabajo, un exilio de cosecheros de las distintas provincias del nordeste y del litoral. Estos hombres correntinos iban con sus familias y llevaban no sólo sus costumbres, sus formas de ser, sino también su música y su danza. Muchos de ellos eran músicos, así se encontró en el Formosa, en Chacho, en Entre Ríos, en Santa Fe, las zonas donde se establecían entre 1940 a 1970 se dio una difusión a través de estas personas, que iban llevando la mano de obra y girando a su vez con sus familias, y trabajando en estas provincias agro ganaderas. Ahí se plantaron muchas semillas chamameceras.

Lo que ud. dice lo está situando en la zona del litoral, del 40 al 70 en relación a estos trabajadores, pero en relación al comienzo del chamamé, ese primer germen, tiene me imagino una prehistoria el chamamé, ¿dónde lo sitúa a eso?

Eminentemente sale de la parte rural correntina, se gesta en una historia que va de la confluencia de las culturas guaraní e hispana y la gran impronta que dejan los franciscanos con la evangelización y finalmente los jesuitas, que son los que determinan por fin toda una escuela de música desde Yapeyú, que era el centro cultural de los 30 pueblos guaraníes que estaban en la zona de la Paracuaria (Paraguay, provincia de Misiones, la mitad de Correintes, RÍo Grande do Sul y zona norte de Uruguay), esas eran las grandes estaciones de las misiones jesuíticas. Ellos aportaron desde Yapeyú una gran escuela de música, al punto que llegaron a tener una fabrica de luthiers, de instrumentos musicales; y también de estudios corales y musicales, que son los que después poblaban los 30 pueblos para hacer la música sacra y la música que se cantaba en guaraní, porque ese idioma lo habían preservado. También gestó una manera rítmica de pulsar los instrumentos, instrumentos antiguos como son los precursores de la guitarra, el laud, algunos pífanos (flautas).

Estamos hablando de las misiones jesuíticas y sus escuelas de luthiers y música, ¿en 1700 aproximadamente?

De 1610 a 1768, en ese allí son expulsados los jesuitas de toda Sud América entonces quedan estas reducciones un poco huérfanas, pero ya formados y ya habían atravesados mas de 150 años, con una formación musical traída desde Europa con grandes músicos, todos que habían sido de las cortes de las grandes ciudades (Austria, Francia, España, Italia) y trajeron lo último. Y eso se conjuga aquí en lo que nosotros llamamos la grefla. Gre, es el canto gregoriano, la forma oral, y el fla es el flamenco que entra a través de la vigüela con 5 cuerdas, todavía no va a ser la guitarra final pero iba camino hacia ella. Y una serie de mudanzas, que son las coreagrofias, de zapateo, que son muy flamencas, muy de esa tonalidad.

A su vez, con esa raigambre guaraní que era de los cantos sagrados, por eso cantos sagrados era sacralizar la música, a tal punto que se habla en guaraní de un purajhey ñembo’e (purajhey , canto; ñembo’e, rezo), rezo cantado. En las cartas de los jesuitas explican que los guaraníes hacían el jeroky ñembo’e que es la danza rezada. O sea mientras cantaban y danzaban también era un rezo. Todo es va a influir posteriormente de la expulsión de los jesuitas, cuando ya Corrientes empieza a lograr una confluencia muy feliz entre éstos muy culturales en danzas, instrumentos musicales, con este otro popular que venía desde España, y que estaban ya con los mestizos y criollos, que se habían adaptado a los usos y costumbres. Se van a unir todos estos con la música popular española que venía del flamenco, el fandango. Esa fusión se conjuga y ahí nace esta rítmica con instrumentos que después se van remplazando.

¿En que faceta encontramos ahí al chamamé, uno reconocía ya la rítmica actual, con que instrumentos se tocaba en esa época?

Se tocaba con los instrumentos antiguos que habían dejado los Jesuitas, en violín y vigüela ya se tocaba chamamé. Hay grabaciones todavía, de viejos violineros ejecutando chamamé de carácter intuitivo muy antiguos que tenían muchos rasgos aún de esa música cortesana, con el saludo previo, del paseo por la pista donde se va a bailar, de piso de tierra apisonado previamente con una regadera. Ahí se genera un culto y un ritual, que es el del chamamé, el de la danza, una danza que es muy acelerada en cuanto al tiempo y de pareja enlazada, que remplaza a esa danza cortesana de pareja separada. No se han detectado muchos datos en toda esta gran zona de corrientes el uso del laúd; posteriormente de 1840 ya empieza en Bs. As. a aparecer los acordeones y ahí entra el acordeón, en 1850 ya esta en manos de la zona rural de Bs. As.

¿De dónde nace el zapucay?

El zapucay nace por distintas formas. Hemos encontrado, a través de encuestas e investigaciones, mas de 27 de tipos de zapucay. Están los de la alegría, el festejo, frente al baile, a la música, cuando el correntino está contento, en una fiesta. Hay otros que son distintos tipos de avisos, por ejemplo cuando en el monte sin senderos, para buscar tropas de ganado que se han perdido. Entran varios a buscar y entre ellos se van gritando. Otro tipo de gritos cuando se encuentra el ganado finalmente y ahí todos acuden. Después está el zapucay sortijero, el que va con su caballo para poder sacar el anillo de la sortija, va gritando desde que sale hasta que llega y si le acierta el griterío es total. Nace espontáneamente un grito, un alarido de las entrañas. También el zapucay colí que es corto, pequeño grito rápido para expresar emociones. El campana son varios gritos sucesivos y otro final muy largo, para avisar algo que está pasando. El pucú, que significa largo, escuchado en momentos de presión emocional, como la muerte de un ser querido, no hay llanto hay gritos de este tipo principalmente emitido por los hombres. Lo cual no significa que la mujer no grite, cuando el hombre esta en el monte trabajando y ya está la comida lista, le pega el grito.

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