Una biografía coral de Federico Manuel Peralta Ramos

Libro: Del infinito al bife. Una biografía coral de Federico Manuel Peralta Ramos (2019)
Autor: Esteban Feune de Colombi 
Editorial: Caja Negra
Texto: Marcelo Bonini
Podcast: La Canción del País

Por Marcelo Bonini

En su ensayo “El concepto de ficción” (1989), Juan José Saer postula la imposibilidad de la biografía. Es decir, la imposibilidad de acceder a la verdad objetiva única e irrefutable de la vida de cualquier persona. “Nunca sabremos cómo fue James Joyce” comienza Saer. Propone como problema la contaminación del punto de vista del biógrafo con el del biografiado. Ahí radica el centro de la dificultad biográfica. Incluso en el caso de James Joyce, de quien se dispone una miríada de documentos y papeles.

¿Pero qué ocurre en el caso de alguien que, a primera vista, parece haber dejado una obra oral? Estamos hablando de Federico Manuel Peralta Ramos —de aquí en adelante FMPR—. Richard Ellman, el biógrafo “oficial” de Joyce, eligió escribir un libro monumental sobre el autor de Ulysses, de una extensión similar a este. A una obra vasta le adjunta una biografía que la emula. Esteban Feune de Colombi —artista, perfomer, invesigador y realizador de esta biografía— tomó una decisión hábil para no quedar identificado con FMPR.

FMPR y Marta Minujín

Debido a ese carácter oral de gran parte de la obra de FMPR —su imaginería verbal dicha en las noches y bares porteños o escrita en lienzos—, Feune de Colombi hizo entrevistas orales y escritas (via mail) durante más de un año. Así, obtuvo una biografía que expone múltiples puntos de vista. Como quería Saer respecto da la ficción, Del infinito al bife no escapa a “la verdad”, sino que expone “el carácter complejo de la situación”. Precisemos: Feune de Colombi obtuvo tantas biografías como personas entrevistadas: el problema de cómo contar una vida está, a la vez, expuesto y resuelto, pero de una forma abierta. Un antecedente: Fogwill, una memoria coral, de Patricio Zunini (Mansalva, 2013)

Las personas entrevistadas, cuyo nombre es legión, suponen un panorama de tanto del campo artístico de los 60 en adelante (Javier Martínez, baterista y cantante de Manal, Marta Minujín, amiga de la cual FMPR se “divorció”) como de algunas familias patricias de la Argentina (el apellido Blaquier aparece no pocas veces, además de otros apellidos dobles y compuestos que, sospechamos, en este 2020 podrían ser alcanzados por el impuesto a las grandes fortunas). Uno de los aciertos del libro, a partir de los diferentes puntos de vista de quienes brindan su testimonio, consiste en ofrecer una imagen no monolítica de FMPR. Hay declaraciones que llevan a FMPR al estatus de genio, incomprendido o no, y otras, como el del escritor y psicoanalista Germán García, de un tinte más amargo, le restan todo valor a las actividades y persona de nuestro artista.

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Entre el amor y el odio, la admiración y el desinterés, Del infinito al bife elude la cronología y articula algunos bloques temáticos que se van desplazando sin ripios. Cada testimonio está distribuido de manera tal que arman series de extensión variable: sobre la vestimenta de FMPR, sobre qué bebía, cómo era su actitud frente a la sexualidad (que era un caballero, que “conmigo no hay nada que hacer”, que era un asiduo parroquiano de burdeles, que era homosexual y no lo sabía), cómo fueron los avatares de sus obras (la venta de un buzón a la vedette Egle Martin, los cuadros pesados a los que se la caía pintura, la compra de un toro, cuyo precio no podía afrontar, para ser expuesto junto a una montaña de dólares, el despilfarro del dinero que la Beca Guggenheim le otorgó, razón por la cual la institución tuvo que modificar hasta hoy su reglamento). Como se apunta en el libro, FMPR “desarrolló una obra inclasificable precursora de muchos procedimientos hegemónicos del arte contemporáneo y fue, antes que Marina Abramović, una performance permanente”.

Otro acierto consiste en sacar a FMPR de esta tipología tan argentina —mejor dicho: porteña— de “el loco lindo”. Sí, FMPR provenía de una familia patricia (su padre era EL arquitecto de Buenos Aires, su abuelo fundó Mar del Plata). Sí, su comportamiento era extravagante y estuvo internado un breve tiempo en una clínica psiquiátrica (¿era más esquizofrénico que el resto de los mortales? Quizá, pero por suerte su psiquiatra, Jaime Rojas Bermúdez, quien trajo el psicodrama al país, lo diagnosticó “psicodiferente” y le dio una dignidad poética a su persona).

Se pueden seguir enumerando otros “sí”, pero, una vez recorrido el libro, no puede negarse que hay mucha más deliberación en la vida y obra de FMPR (“My life is my best work of art” dice un cuadro suyo) de la que se podría suponer en una mirada descuidada. Su obra material es escasa, no fue en su momento conservada como tal. Existen ya copias de cuadros u hojas escritas con una caligrafía que imita la de FMPR, lo cual acentúa su ingreso al campo del arte. Su obra conceptual, en cambio, ha sobrevivido mejor, aunque un tanto oculta. Basta mencionar que si FMPR no le hubiese insistido hasta el cansancio a Charly García que tocara el himno nacional el 25 de mayo de 1990 a las 00 hs en el bar Open Plaza el bigote bicolor no habría grabado su versión para el disco Filosofía barata y zapatos de goma.

El libro de Feunde de Colombi tiene una gracia fundamental: se puede leer de modo lineal o como más nos gusta, pero en ningún momento vamos a perder de vista el humor singular de FMPR, capaz de mover a reflexiones —a veces oscuras— de maneras insospechadas. En definitiva, una biografía que se puede recorrer del infinito (según FMPR, la gente “espiritual”, con tendencia a la abstracción, al desapego) al bife (lo material y terrenal, concreto y situado): una mezcla en pura tensión y movimiento.

FMPR y Tato Bores en TV

Esteban Feune de Colombi nació en Buenos Aires en 1980. Escribe, actúa, fotografía, performea, edita. Publicó Pasante (poesía, edición de autor, 2000), Lugares que no (poesía, Huesos de Jibia, 2010), No recuerdo (prosa, Pánico el Pánico, 2011), Leídos (prosa, Biblioteca Nacional, 2014) y Tierra vacía (poemas para fotos de David Sisso, Planeta, 2017). Protagonizó las películas Por el camino y Vermelho Russo, dirigidas por el brasileño Charly Braun y premiadas en distintos festivales internacionales, y Buenos Aires Conversations, del belga Pierre-Paul Puljiz. Durante dos años firmó la columna “Remate” en la revista dominical del diario La Nación. Publicó artículos, entrevistas y crónicas en Altaïr (España), IntranQu’îllités (Haití-Francia), Replicante (México), Séptima Arte (Brasil), Cuisine&Vins (Argentina) y Ñ (Argentina).