Gabriela Saccone nació en Rosario en diciembre de 1961. Cursó la carrera de letras, pero no se recibió. Cursó la carrera de filosofía, pero tampoco –por ahora–. Se casó y tuvo tres hijos, dos mujeres y un varón. Se separó. Trabajó como preceptora, como empleada administrativa, etc. Y entre medio de los estudios, la crianza de los hijos y el trabajo, escribió. Acumuló papeles con poemas y prosas, intentos de buscarle la vuelta por escrito a todo eso que la rodeaba, delicadas cápsulas de misterio doméstico.
Los primeros textos que dio a conocer fueron los poemas de Medio cumpleaños, libro que obtuvo el segundo premio del Concurso Municipal de Poesía Felipe Aldana del año 2000.
Cuenta la anécdota que el volumen no tenía más título que el lacónico –y literal– "Poemas", y que los editores le pidieron a la autora que eligiera alguno. "La palabra 'título' me da una sensación mala –dice Saccone–, pienso que tal vez por eso pocas veces puse uno". Apremiada entonces por la solicitud de los encargados de publicar su libro, salió con un nombre igual de literal el primero: Medio cumpleaños. Y es que Saccone pensaba con el premio en metálico del concurso pagar el cumpleaños de 15 de su hija mayor y ahora, habiendo obtenido el segundo lugar, le iba a alcanzar solamente para la mitad. En esa decisión, en ese título, a la vez incuestionablemente referencial, denotativo, como doméstico y raro, se encuentra una de las claves de lectura de la poesía de Saccone.
Dice la crítica literaria Nora Avaro: "Al mismo tiempo iniciales y axiomáticos, los poemas de Medio cumpleaños disponen, desde el vamos y en su máxima plenitud, una ideología compositiva que, emparentada con cierta línea objetivista de la poesía argentina, donde Saccone encuentra tono, asuntos e interlocutores, traza, sin embargo un ramal propio y nítido, donde los poemas tensan el petitorio literal para reactivar el poder figurativo de la imagen."
En su libro Del pasillo, la autora apela a otra imagen doméstica para referirse al producto de su trabajo: "Ordené mis papeles y me pareció que tenía que quemarlos –escribe. / Me detuvo la propiedad privada. / Y ahí está el hojaldre sobre la mesa.".
Y acá tenemos, sobre nuestra mesa, una porción de ese hojaldre casero, servido en forma de dos breves libros.
Hoy, en Un largo etcétera, Gabriela Saccone.
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