Por suerte, no siempre se repite la mecánica oposición entre lo que, a veces sin mayores argumentos, se llama “la música de la poesía” y la relación causa-efecto de la narración. Coro (Emecé, 2017) de Angélica Gorodischer escapa con vitalidad a esta antinomia por demás relativa. A través de una serie de títulos que se aliteran con el título, la escritora ofrece doce relatos que oscilan entre lo fantástico y lo realista, con una salvedad: no se trata, en la mayoría de los cuentos, de lo sobrenatural (el típico fantasma) que altera la realidad, sino que, de modo consciente, se interviene fantásticamente la realidad. Valga como ejemplo la empleada pública que, aburrida de su empleo, decide casar ya no personas en nupcias civiles a seres humanos sino, de forma imposible, a elementos tan disímiles como el viento norte y el instrumental de un laboratorio. Casa, coso y caza son algunas de los extraños nombres de estos no menos raros cuentos. Hacia el final, en el relato Cruz, lo fantástico o sobrenatural se corre para dejar paso a la realidad más cruel y violenta: el odio de los niños. Las voces femeninas de Coro no exploran la realidad; de modo directo, la hacen estallar a fuerza de imaginación, factor esencial en la literatura de Gorodischer.
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