Postular la evasión como necesidad de la novela y la literatura. Despojar a la literatura de cualquier posibilidad de alguna función social y afirmar con que basta que sea buena (y siempre nueva) para su existencia esté justificada. Pretender descifrar de una vez y para siempre la clave de la composición de las obras del extraño Raymond Roussel. Preguntarse acerca de Dalí y cómo decir en primerísima persona ¡soy un genio! Terminar un libro de ensayos con, justamente, uno dedicado a la forma y tema del género.
En Evasión y otros ensayos (Random House, 2018), su libro noventa y nueve, César Aira pretende hacer malabares con los cinco temas de arriba y no mucho más. Con ideas claras y prosa leve (eso que con gesto afectado alguien llamaría elegancia), Aira recorre autores y asuntos caros a sus noventa y ocho libros anteriores y agrega algunos nuevos.
El ensayo más extenso está en primer lugar y titula el libro de apenas 128 páginas. En “Evasión” lo que está en juego de la verdad de la literatura es el placer de la novela. Placer que, antes que nada, no nos hace preguntarnos si estamos perdiendo el tiempo, como sugiere Aira con cierta literatura del yo, “la de los subsidiados y psicoanalizados”.
Con un comienzo potente, polémico sin ir al frente, Aira da rienda suelta a sus intereses y placeres. Tal vez la mera exposición contenida en estos cinco ensayos baste para no pontificar sino convidar de un posible placer a los lectores en este y en el libro ¿104? Que ahora esté escribiendo.
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