La Negra Chagra, Mariana Carrizo, María de los Ángeles Ledesma y Mónica Abraham son las voces femeninas que escucharemos. La elección de las cuatro artistas es arbitraria, apenas una muestra de las muchas y buenas cantoras que ofrece el panorama actual de nuestra música popular.
Nacida en Salta, inició su carrera en la década del ochenta, con el grupo Mensaje, cantando música latinoamericana. Posteriormente realizó presentaciones como solista en teatros de París, y dio una serie de conciertos con el Cuchi Leguizamón en distintas ciudades del viejo continente. El Cuchi fue para ella amigo y maestro, y así lo recuerda: "Fue mi amigo de toda la vida, de mi familia y mío, cuando fui adulta. Fue mi profesor de Historia en la secundaria, y me acuerdo que siempre decía que enseñaba `historieta, más que Historia'. Cuando nos fuimos de viaje de egresados, de ratas totales, a Santiago del Estero y Tucumán, nadie nos quería acompañar. Él se ofreció. Y no sólo eso, además tocó en los restaurantes más caros a cambio de que todos comiéramos gratis. Cuando estuve en París estuvo viviendo en mi casa, y anduvimos presentándonos en dúo. Para mí era una maravilla, porque si bien es cierto que era el señor que vivía a la vuelta de mi casa, siempre supe que era un tipo muy valioso, fuera de serie. Valoro profundamente el haber tenido la suerte de estar cerca de él, y que haya tenido tantos gestos de cariño conmigo”. De la Negra Chagra, sonó La diablera (Antonio Nella Castro e Hilda Herrera) del álbum Pequeños Testigos.
También salteña (oriunda de San Carlos, en los Valles Calchaquíes), esta cantora posee una gran ductilidad para el manejo de la voz y un amplio repertorio de coplas y relatos lugareños. Practica el canto tradicional con acompañamiento de caja, exclusivamente. No obstante ha grabado algunas canciones arregladas para conjunto tradicional, como la que escucharemos hoy, incluida en el álbum Libre y dueña. Se trata de Sirviñacu, bailecito de Eduardo Falú y Jaime Dávalos, que Mariana interpreta acompañada por charango, guitarra, quena, bombo y bandoneón.
"Sirviñacu" es una palabra quechua que significa "acompañamiento", "amañamiento", y se refiere a una costumbre o institución que viene de los tiempos de los Incas, algo así como un concubinato oficializado. Al hombre le era permitido tener una mujer a prueba. Podía llevarla a su casa, donde la mujer debía satisfacer las exigencias de su compañero durante un lapso acordado por los padres de los aspirantes, que podía ser de medio año o más. Transcurrido este período de prueba, y en caso de haberse producido un entendimiento, se procedía recién a la unión formal. En caso contrario, la mujer era devuelta inmediatamente a su tata "para que la eduque", y éste podía llegar a recibir castigo por no haber sabido preparar a su hija para un futuro hogar.
Esta santafesina de la ciudad de Venado Tuerto es conocida como la “Chiqui” Ledesma. En 1992 gana el certamen Pre-Cosquín como Solista Vocal Femenina. Cinco años más tarde nace el proyecto María de los Ángeles Ledesma y Cosecha de Agosto. En 1999 el grupo Cosecha de Agosto gana el Certamen Pre-Cosquín en el rubro Conjunto Instrumental, y en el mismo año, la cantante y el grupo fundan la peña La Eulogia en el barrio porteño de San Telmo, escenario y punto de reunión de referencia para artistas del medio.
Del CDEsencia, segundo material discográfico de Chiqui Ledesma y Cosecha de Agosto, vamos a escuchar Río de lavanderas, de Carlos Marrodán y Néstor Soria. Cosecha de agosto está integradpo por Pablo Fraguela (piano, acordeón y voz), Pedro Furió (guitarra y cuatro Venezolano), Matías Furió (percusión y guitarra) y Sebastián Calá (contrabajo).
Esta cantora nació en la provincia de Buenos Aires, pero pasó su niñez y adolescencia en Mendoza. Allí creció envuelta en un paisaje sonoro de cuecas y tonadas, que más tarde se expandiría para abarcar la geografía musical de todo el país. Recorrió escenarios de Argentina Sudamérica y Europa, abordando un repertorio que la coloca en la línea de lo que fue el Nuevo Cancionero, movimiento musical y poético que se gestara en la década del ’60 con el poeta Armando Tejada Gómez como referente.
Por tres años consecutivos (1994-1997) convocó a músicos, cantantes y poetas a participar en un ciclo de recitales impulsado por ella misma las noches de los miércoles en Girondo, un café subterráneo en pleno centro de Buenos Aires.
Fue integrante de La manija, grupo formado y dirigido por el Chango Farías Gómez para interpretar canciones populares latinoamericanas. Realiza una intensa actividad formativa de canto popular en áreas urbanas y rurales de la provincia de Buenos Aires, difundiendo y enseñando el cancionero popular argentino.
De su trabajo Noticias de mi corazón (2006) escucharemos la zamba Sueño de un pobre, de Roberto Margarido, Raúl Mercado y Ángel Ritro. En esta versión se han reunido tres guitarristas que representan la época de oro del folclore nacional de los años ’60 y ’70: Agustín Gómez, Lalo Homer y Miguel Angel Reyes.