Una mañana en la sala Alfred Jarry
Omar Serra, el último under
Por Juan Pablo Funes
Fotos Flor Naretto
Las tablas pulidas del escenario de Caras y Caretas parecen una suela bien gastada. Héctor Ansaldi, quien escribe, dirige y actúa en este musical, vuelve a poner en escena un show con dramatismo, humor y sutileza, manteniendo su sello característico y estampa.
El relato en Errante posee dos voces, la del dramaturgo en los parlamentos y la lírica de 14 canciones compuestas por el cantautor Manuel Ansaldi, que además de ser protagonista, se destaca notablemente con su interpretación vocal.
Mientras avanza la obra, cada canción envuelve la atmósfera y logra sintetizar las escenas. Además cuenta con otro elemento fundamental: el humor comandado por Liliana Gioia, completando el diagrama de esta propuesta con estilo propio dentro de la escena rosarina.
Vemos el devenir de una familia aristocrática rosarina de principios del S XX, en la que su descendiente rompe las reglas y el estatus quo. La extensa historia transita por generaciones, avanza dinámicamente montada sobre escenas breves. Embebido en ideales de un nuevo mundo, Mario Enrique representa el quiebre y la bisagra de una nueva camada concebida por el exilio. Será el primer eslabón de un linaje errante.
El amor prohibido entre Mario Enrique y Vicenta, la sirvienta, será el principal motivo de la fractura. Los padres separarán a la pareja, desterrarán a su hijo obligándolo a estudiar en Buenos Aires y a Vicenta a exiliarse junto al bebé de ambos: éste será el primer brote y por donde se desarrollará la trama.
En un circo, un cabaret, o como artistas, los personajes de esta historia tienen un denominador común: la calle. Son deambuladores, buscavidas, comerciantes. Buscan algo más allá del dinero, como Mario Enrique buscó la felicidad revelándose contra lo establecido, para ser libre. Son paridos por una tragedia, hijos bastardos que no son traídos por la cigüeña, sino por “la pava que vuela” dicen, retratando que su origen no viene de la pompa, el romanticismo o la inocencia.
Son los que no tienen alma y a su vez tienen fe. Creen en los sueños, en una luz que no se apaga y que ilumina lo que no se ve. Cosas que vienen de más allá.
Esta larga representación tendrá su desenlace en un punto, en el que Virgilio, nieto de Mario Enrique, que a duras penas puede mantenerse en “línea” golpeado por una pérdida irrecuperable y el desasosiego, accede a un trabajo formal, quieto y repetitivo que termina por detonarlo metalmente para convertirlo en psiquiátrico. Será tratado con terapias de electroshock, que sólo funcionarán como una soldadora haciendo la costura para sellar su celda.
Subsistirá diluyendo el sentido. Podríamos imaginar el alma de una persona que, como un fantasma, atraviesa el muro que lo contiene para instalarse en otro lugar, fuera de este mundo. Borrando los márgenes, olvidando el convencionalismo, diciendo “basta” y parando la rueda (la vida) antes de que ésta lo aplaste, para sobrevivir.
Errante describe un devenir. No trata de explicarlo ni llenarlo de significado. Sólo lo muestra. Héctor Ansaldi se basa en historias reales, cercanas, conocidas o relatadas. Narra, representando con su arte, un personaje que es producto de la historia que lo antecede y que su destino será el de vivir en la calle. Cuando entra en escena para interpretar al linyera, pareciera que viene surfeando una ola que lo deposita sobre el escenario, es magistral. Plasma su particular energía y realiza un aporte fundamental para el desenlace.
Al verlo, inevitablemente recuerdo a Cachilo, el poeta grafitero y vagabundo que merodeó las calles de Rosario. Aquel que vió, donde todos creían ver el revoque, un lienzo blanco. Y en los muros de la ciudad, las hojas donde plasmar su obra, mostrando, diciendo, acá también es un lugar.
En esta obra, los elementos tradicionales del escenario serán utilizados hábilmente para el montaje de una variedad de actos, destacando el uso del espacio complementario detrás del escenario principal, junto a la diversidad de recursos, objetos y elementos que serán aprovechados por los protagonistas para dar materialidad a una puesta correcta y lograda. Tarea delicada, ya que la historia posee un amplio espectro temporal y muchos actores en escena. Estará nutrida de señales, guiños y mensajes que se irán hilando con dinámica, deduciendo la calidad del texto que estructura este musical.
Con el sello de Héctor Ansaldi y en el querido teatro Caras y Caretas, Errante es un musical que logra llenar de emotividad el rostro de los espectadores para cuando los aplausos y las luces se encienden.
Errante, el musical
Sábados de noviembre a las 22 horas en Teatro Caras y Caretas, Corrientes 1518. Anticipadas con descuento al celular 3413395398.
Ficha Técnica:
Cantantes, actrices y actores: Carolina Rossi, Cecilia Murillo, Mariano Raimondi, Fernando Pellegrinet, Ainhoa Murillo, Matías Delaygue, Manu Ansaldi, Héctor Ansaldi y Liliana Gioia. Sonido: Heidi Gosparini. Iluminación: Marcos Giordano, Francisco Gaspoz. Diseño Audiovisual: Maia Ferro. Vestuario: Hania Betcher
