Cinco películas recomendadas

En esta nota, Leandro Arteaga, columnista de cine de La Canción del País, escribe sobre cinco peliculas recientes que pueden verse en distintas plataformas o de las cuales hay que estar atentos para cuando vuelvan a proyectarse en la pantalla grande. Además te dejamos los podcast acerca de estas producciones comentadas en nuestro programa de Radio Universidad Rosario. 

La leyenda del rey cangrejo
Argentina/Francia/Italia, 2021
Dirección, guion: Alessio Rigo de Righi y Matteo Zoppis.
Con Gabriele Silli, Maria Alexandra Lungu, Ercole Colnago.

Seleccionada y premiada en festivales internacionales, La Leyenda del Rey Cangrejo puede verse en MUBI, y ofrece la posibilidad de viajar tanto a la Italia de fines del 1800 como de visitar en ese mismo momento al fin del mundo que era y es Tierra del Fuego. El periplo lo lleva adelante Luciano, el borracho del pueblo, díscolo y enamoradizo, capaz de tumbar a patadas el portal que el príncipe cierra al paso pueblerino. Pero algo más sucede, allí el detonante para su viaje al sur argentino. La película reúne, desde su enigmático título y argumento, varias consideraciones, como si de una historieta de Hugo Pratt se tratara. De igual modo lo supone el raid metafísico de Luciano, interpretado por el pintor Gabriele Silli, cuyas facciones casi esculpidas dieron respuesta al rostro que los directores ítaloamericanos necesitaban. “Luciano” es el protagonista verídico de varias historias populares, tan verdaderas como la tradición oral lo permite, entre relatos que acumulan palabras y silencios, recopiladas al calor del vino en una posada del pueblo de Vejano, cerca de Roma. Allí recala la cámara de los realizadores (además, documentalistas), a partir de historias narradas desde el interior de una pequeña casona. Entre verdades y mentiras, ¿quién fue Luciano?

Silencio en la ribera
Argentina, 2022
Dirección, guión: Igor Galuk.

En Isla Paulino, el realizador Igor Galuk encuentra con Silencio en la ribera el escenario ideal, al concebir un mundo de realidades superpuestas, divergentes en lo temporal pero sin embargo coincidentes. Es éste el mundo habitado por lugareños curtidos en sus oficios cotidianos, cuyos silencios recuerdan el esplendor de lo que alguna vez fue –antes de la inundación–, más la sombra aún presente, larga, de Haroldo Conti. Cada imagen es una composición poética, cuidada con un esmero que abruma. Casi tarkovskianas. Más una voz en off –la del propio director– que dice las palabras del último escrito de Conti, antes de integrar la lista de desaparecidos durante la última dictadura. Hay, por esto, memorias encontradas, yuxtapuestas, quejumbrosas, que arrojan fantasmas de un pasado que todavía hiere. Es una propuesta casi sonámbula. Silencio en la ribera es una obra obsesiva consigo misma en su concreción, en la elección de sus formas estéticas y las relaciones, pero sumida en un trance. En este sentido, el escrito de Conti –Tristezas del vino de la costa o la parva muerte de la Isla Paulino– fue un hallazgo tardío de Galuk, que éste desconocía y apareció cuando el material visual ya había sido registrado, tal vez desde una anagnórisis inconsciente; latente, se diría.

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Son Tango: entre el sueño y la vigilia
Argentina, 2022
Dirección, guion: Leonel Capitano y Juan Pablo Tabbita.
Con Leonel Capitano, Agustín Guerrero, Sandra Ivette, Rodrigo García Ameneiro.

Entre los numerosos proyectos, giras y discos, de Leonel Capitano, con el cine suma ahora un paso más y notable. Codirigido con Juan Pablo Tabbita, Son Tango: entre el sueño y la vigilia es un recorrido de música por Cuba, entre cuyas motivaciones radica el reencuentro con un canoero, a quien el músico le compuso una canción. Pero Son Tango es mucho más, es un viaje literal y metafórico, cuyo título es una alerta: “sueño y vigilia” entre lo que pudo durar muchos días, de horas extendidas y noches largas, con soles de tardes que iluminan autos lustrosos, de épocas pretéritas y todavía actuales, para una isla cuya rebeldía –de paredes desgastadas, con grietas profundas– todavía resiste. Para llegar allí, primero hay un avión que desciende en La Habana. La sucesión de episodios bien pudieron suceder de la manera señalada, también no. No hay voces en off que digan qué es lo que debe entenderse, sino músicas que marcan el rumbo de los protagonistas y signan la rítmica del relato. Entre el son y el tango, se escribe el guion de esta película sorprendente. 

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Gonzalo.
Argentina, 2022
Dirección, guion: Gonzalo Giuliano.

Al momento de ingresar a Gonzalo. (léase “Gonzalo Punto”) no está demasiado claro hacia dónde orientará la propuesta Gonzalo Giuliano, su director. Parece un documental familiar. Hasta que otras preguntas aparecen. Interrogantes que abren un camino persistente, que horadan de a poco lo que se ve. En sus algo más de 60 minutos, Giuliano logra un cometido brillante, que supo sintetizar luego de 14 años de trabajo, entre el requerimiento familiar –la película que ilustre su historia y legado– y la necesidad personal. Cuando ésta aparece, el realizador logra un vuelco, y entonces la película verdadera despunta. Como la gema oculta. Lo hace de a poco. El director la atisba, la esculpe, la “descubre” todo lo que puede. ¿Cuál es esta historia profunda? Tal vez la de un hijo que se mira en los ojos del padre. Cuando Gonzalo. llega allí, a ese momento, todo cobra un sentido luminoso, universal. Una película que es, por su apuesta formal, por sus vacilaciones y fisuras asumidas, un acontecimiento estético para el cine de la región.

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La encomienda
Argentina/Rep. Dominicana, 2021
Dirección: Pablo Giorgelli. Guion: Adrián Biniez, Ettore D'Alesaandro, Pablo Giorgelli.
Con Ettore D'Alesaandro, Henry Shaq Montero, Marcelo Subiotto.

Tras la explosión, la embarcación se dispersa en trozos, los cadáveres flotan. La desesperación se respira, con el agua en los pulmones de un sobreviviente. No será el único ¿Qué es lo que provoca esta deriva? La Encomienda es la tercera película de Pablo Giorgelli (Las Acacias, Invisible). Su protagonista, interpretado por Ettore D'Alesaandro, trabaja en una embarcación clandestina, dedicada a transportar mercaderías y personas. Tras el naufragio, deberá convivir con uno de los inmigrantes, un pibe de 17 años interpretado por el nobel actor dominicano Henry Shaq Montero. La relación entre ellos destella en acuerdos y comentarios filosos. El hambre los carcome. Y con él, las promesas de una vida caída o prometida. El paraíso no es lo que parecía. La muerte los circunda por igual. Lo notable del film, entre otras consideraciones, es el paulatino pasaje que su director logra de un personaje al otro, consecuente con el clima de deriva en el cual se encuentran. A la vez, la realización acuática es sobresaliente y evidencia la pericia narrativa de Giorgelli, capaz de sostener el relato e indagar, a la vez, en cuestiones íntimas, donde la sensibilidad es puesta en juego cuando se mira, finalmente y de verdad, a quien se tiene delante.