Cecilia Pavón es poeta, narradora y traductora. Nació en Mendoza en 1973, pero a comienzos de los noventa se mudó a Buenos Aires para estudiar literatura, y ahí se quedó.
En esa ciudad, en 1999, fundó junto con su amiga Fernanda Laguna Belleza y Felicidad, un local donde se vendían pinturas y materiales para artistas. A la vez era una especie de regalería de chucherías chinas compradas en Once, y también una galería de arte, un lugar de encuentro en donde se organizaban fiestas y, además, una editorial que imprimía plaquetitas fotocopiadas.
A casi 20 años de su fundación, cuando ya queda claro que si Belleza y Felicidad no definió una nueva forma de escribir poesía y hacer arte, al menos sí fue un indicador nítido de que antes del 2000 los 90 ya habían terminado. Hoy todos parecen deberle algo, haberles robado alguna chuchería china a Cecilia y Fernanda.
Pavón publico plaquetas y libros de poesía que fueron reunidos en 2012 en Un hotel con mi nombre. Además publicó dos libros de cuentos: Los sueños no tienen copyright y Pequeño recuento sobre mis faltas, recientemente reeditado en Rosario por el sello Iván Rosado.
"Lo que pasa es que es muy raro escribir. Además es muy difícil. Tomar una lapicera y escribir, por ejemplo, algo sobre la soledad, sobre estar siempre solo esperando la llegada del gran amor. (...) Escribir es lo contrario a la paz, escribir es algo completamente incómodo. Porque cuando uno escribe se abre un vórtice en el cielo y la voz de un padre sin autoridad te grita Do ityourself, do ityourself, do ityourself. Hazlo tú mismo, nadie va a ayudarte."
(Do ityourself, de Pequeño recuento sobre mis faltas)
Sus relatos, breves piezas cuidadosamente pensadas pero escritas con total naturalidad, a veces pueden desencadenarse a partir de una observación trivial para derivar sin solución de continuidad en una reflexión sobre el arte contemporáneo. Algunas se organizan alrededor de un eje en torno del cual se acumulan digresiones que no tienen nada que ver una con la otra y otras son el recuento autobiográfico de lo que parece un anécdota personal.
Pero hay dos factores constantes en su narrativa, uno derivado de la otra: el concepto y el riesgo. Cada cuento de Pavón, que tiene cabeza de artista, gira en torno a un concepto, único en cada caso. Y puede ser que ese concepto, esa idea, sea la de un argumento particular–como escribir sobre los talleres literarios que dicta– o la de un procedimiento específico que le sirve de disparador–como proponerse enumerar las carteras que tuvo a lo largo de su vida-. El cambio permanente, su intención de no repetir una fórmula, le permite escribir relatos siempre jugados, al punto que se hace difícil decir de ella "le saqué la ficha¨.
Hoy en Un largo etcétera, Cecilia Pavón o, un poco por esa ilusión de readymade que generan sus cuentos, Chucherías Chinas.